La reivindicación de los seniors españoles desde el Ártico: "Estamos mucho más preparados de lo que creemos"

Longyearbyen (Noruega)

"¿Usted también va a subir?". Puede parecer una pregunta rutinaria, pero para Esther Aristieta, participante del Desafío Santalucía Seniors 2025, es uno de los muchos ejemplos que evidencian la cantidad de estereotipos que existen con la edad y que están ligados con la práctica de deporte. "Fui con mi familia a un parque de aventuras en medio de la naturaleza y decidí bajar una de las pendientes en tirolina, antes de abrochar mi arnés me hicieron esa pregunta y el primer pensamiento que tuve fue 'Pues sí, ¿por qué no iba a hacerlo?", expone para la Cadena SER.

Ella es una de las cinco participantes seniors (mayores de 65 años) que están protagonizando el Desafío Santalucía 2025, una aventura extrema que se sitúa en esta su segunda edición en el ártico. Con un paraje inigualable en el archipiélago de Svalbard, el territorio situado más al norte en el mundo, navegan sus gélidas aguas desde el pasado 23 de agosto. Tanto a ella como a sus cuatro compañeros los conocemos ataviados con el equipamiento propio para protegerles de estas temperaturas extremas mientras nos cuentan cómo está siendo su experiencia poco después de pasar el ecuador de la prueba.

"Cada vez que bajamos a tierra nos encontramos algo diferente", señala la participante irundarra, que si se tuviese que quedar con un momento para recordar en todo el viaje sería el encuentro con una "cuadrilla" de morsas apenas a 20 metros del barco en el que están surcando el Ártico. Dentro de este monstruoso reto, acumulan horas de trekking y de kayak demostrando que la longevidad positiva más que una reivindicación es un hecho. "Mi objetivo es disfrutar esta experiencia con 68 años y pasar este mensaje. Me he quitado mucha telaraña que tenía con los años y que se me han ido con el frío".

Me he dado cuenta de que la cabeza y lo que el entorno espera de ti, funciona".

—  Esther Aristieta, participante del Desafío Santalucía Seniors

La expedición es una lección de vida constante

Las capacidades de Esther Aristieta están más que demostradas después de que haya superado un casting en el que se presentaron más de 220 personas y que ha provocado que sea una de las cinco protagonistas de esta aventura, al igual que Amelia, Merche, Jesús y Bernardo.

Con ella hemos podido hablar de la vida porque de nadie se aprende más que de nuestros mayores. Como en cada experiencia, se cometen errores y ella comenta de qué manera los afronta cuando tiene por delante un contexto extremo en el que cualquier paso en falso puede ser fatal. "No te recreas. Aquí te olvidas de los errores rápido porque el capitán los olvida rápido. La clave es que no tiene una actitud de recriminarte los fallos, sino de pasar página cuanto antes". Un pensamiento que se puede extrapolar directamente al día a día, como la propia Esther nos confiesa en esta charla.

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A pesar de estar "relajada", Esther señala las "guardias a bordo" como "el reto más complicado hasta el momento". Guardias solitarias, intempestivas y bajo unas condiciones de frío extremo que interrumpen la línea de sueño, sea cual sea el planning deportivo para el próximo día. Pero su positividad es contagiosa y de todo saca una lección, por ello cuando es preguntada sobre cuál es el mayor aprendizaje que se lleva hasta el momento de este Desafío Santalucía Seniors, no duda ni un segundo y deja una reflexión brillante. "En Donosti vas a una lancha, te ven con el pelo blanco, unas arrugas y ya tienes tres manos para ayudarte. En cambio, aquí estás tú sola y ves que te las arreglas. Me he dado cuenta de que la cabeza y lo que el entorno espera de ti, funciona, porque estamos mucho más preparados de lo que creemos".

La aventura todavía no ha terminado

Los expedicionarios de este Desafío Santalucía abrieron las puertas de 'El Intrépido' a los periodistas desplazados hasta este lugar remoto del planeta y enseñaron cómo está siendo su día a día en el barco que se ha convertido en casa durante los casi 15 días de travesía que está protagonizando. Una hazaña a la altura de muy pocos a la que todavía le quedan etapas por completar y desafíos por lograr. El más próximo es la ascensión al glaciar de Nordenskiold, situado en la zona de Spitsbergen y que está llamado de esta forma en homenaje a un geólogo finés.

Después de esta ascensión, Esther, Amelia, Bernardo, Merche y Jesús acamparán en la base del glaciar en la noche más fría de sus vidas. Al día siguiente, se montarán en el kayak y atravesarán en un trayecto de cuatro horas el Adolfbukta, que les llevará nuevamente a la ciudad de Pyramiden, abandonada a su suerte en el año 1998 por las fuerzas soviéticas.