"Formamos adolescentes obligados a triunfar": el aviso de un psiquiatra sobre la presión que sufren los jóvenes
La exigencia de éxito, la incertidumbre económica y la falta de referentes están afectando gravemente su salud emocional

"Formamos adolescentes obligados a triunfar": el aviso de un psiquiatra sobre la presión que sufren los jóvenes
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Nunca antes los adolescentes habían estado tan expuestos a la exigencia de ser brillantes, resilientes, productivos y felices. Y nunca antes habían estado tan frágiles. "Formamos adolescentes obligados a triunfar en la vida", advierte Víctor Pérez, psiquiatra y jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital del Mar de Barcelona en La Ventana de la SER, en una reflexión que pone el foco en una paradoja generacional: se les exige más que nunca, pero se les ofrece menos.
La conversación tuvo lugar con motivo del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, una fecha que invita a reflexionar sobre el malestar emocional que atraviesan muchos jóvenes y que, en los casos más extremos, puede desembocar en conductas suicidas."Es una generación que, por primera vez, va a vivir peor que sus padres", añade Pérez. No solo en términos económicos, sino también en estabilidad emocional, acceso a vivienda, seguridad laboral y salud mental. La presión por destacar, por cumplir con expectativas que muchas veces no son propias, está generando un caldo de cultivo para la ansiedad, la frustración y el desencanto.
Velasco señala que no se trata de un aumento de enfermedades mentales en sí, sino de un empeoramiento general del bienestar emocional: "Es comparable a lo que ocurre con la obesidad o el cáncer de colon en la población joven. Es un síntoma de que algo en nuestro estilo de vida está fallando".
Entre los factores que más preocupan a los expertos están la hiperconectividad, la falta de referentes adultos y la presión social constante. "Internet es el principal motivo del deterioro", afirma Velasco. "El uso precoz y sin control de las pantallas está dejando a los adolescentes más solos y frágiles frente a las adversidades. En esta etapa se construye la identidad, las fortalezas y el sentido de la vida. No es lo mismo que un adulto use el móvil que lo haga un niño".
Pérez, insiste en que el modelo educativo y social actual fomenta una competitividad feroz desde edades tempranas. "Les enseñamos que si no triunfan, fracasan. Pero no todos pueden ser los mejores, y eso no debería ser un problema", explica. En su consulta, cada vez son más los adolescentes que llegan con cuadros de ansiedad, depresión o trastornos de conducta derivados de una autoexigencia que no saben cómo gestionar.
Velasco coinciden en que es urgente repensar el modelo de éxito que transmitimos. “Triunfar no debería ser una obligación. Deberíamos enseñarles a vivir con sentido, con vínculos, con propósito. Y eso empieza por escucharles”, concluye Pérez.





