Selecciona tu emisora

Ir a la emisora
PerfilDesconecta
Buscar noticias o podcast

Alejandro Amenábar: "Si Cervantes viviera hoy, probablemente estaría en una carroza del Orgullo gay"

El director estrena 'El cautivo', una película de aventuras y un canto al poder de la ficción, al tiempo que indaga en la sexualidad del escritor de El Quijote

Entrevista | Alejandro Amenábar por 'El Cautivo'

Entrevista | Alejandro Amenábar por 'El Cautivo'

00:00:0025:11
Descargar

El código iframe se ha copiado en el portapapeles

Madrid

Alejandro Amenábar ha sido un cineasta capaz que ha llevado sus obsesiones, sus miedos, sus intereses a la gran pantalla logrando que el público se apasionara de la misma manera con él. Desde Tesis (1996), su apabullante debut, vino a cambiar las reglas del cine español. Una tarea con continuó con Abre los ojos, que tuvo remake americano, con Mar adentro, donde abrió el debate de la eutanasia de nuevo, y con Los otros, una estupenda película de fantasmas. Con Ágora se adelantó a mostrar figuras femeninas de la historia silenciadas y hablar de ese duelo entre fe y ciencia, algo que resonaba en Regresión. Con Mientras dure la guerra demostró que la guerra civil es un tema que interesa en nuestro país.

Ahora vuelve con un tema curioso sobre el hombre más importante de las letras hispanas, Miguel de Cervantes. El autor de El Quijote, muchos antes de escribir la obra que cambiaría la literatura universal, estuvo preso en Argel. Amenábar imagina qué pasó en ese cautiverio. Allí descubrió la sexualidad, la homosexualidad, la pasión por contar historias y la capacidad de entender al otro y de mirar más allá, algo que será clave para El Quijote. El filme, presentado en el Festival de Toronto, está protagonizado por Julio Peña, que da vida a un joven Cervantes, y Alessandro Borghi, metido en la piel del señor de Argel, quien mantiene al futuro escritor encarcelado junto con otros prisioneros a la espera de que su familia pague el rescate.

Desde ‘Tesis’ a ‘El Cautivo’ han pasado 30 años ¿Qué ha cambiado en Alejandro Amenábar en este tiempo?

Primero te diría lo que no ha cambiado, que es la la pasión por contar historias. Eso es lo que me mueve, supongo que como a mí y a muchísima otra gente realmente es lo que da sentido, por supuesto, a mi profesión, pero es lo que da sentido a mi vida, Lo que me da alegría de levantarme por las mañanas es cuando tengo una historia que contar. Lo que he aprendido es lo que me diferencia con respecto al Alejandro de hace 30 años. Para contar primero tienes que encontrar entonces encontrar también la pasión para buscar, tener la paciencia para encontrar esa historia. A veces se queda dormida, como fue en este caso, lo que he aprendido con el tiempo es a saber esperar y no tener ansiedad por correr, por hacer la siguiente película.

Mirando tu filmografía, que es apasionante, hay películas muy diferentes, pero en el fondo hay cosas que sí que se repiten. Hay ese gusto por el relato, por contar historias, en esta se ve muy claramente porque habla también sobre el poder de contar historias ¿Eso sigue intacto, no se ha perdido?

Quizá esta sea la película en la que más me centro en ese acto en sí, que es el del placer de contar historias. A mí no me gusta mucho el cine sobre el cine y, bueno, una de mis películas favoritas es ‘Cinema Paradiso’, pero de alguna manera siento que la fórmula está agotada. La fórmula de ‘el cine salvó mi vida’, que en mi caso pasó también, pero me resulta un poco repetitivo en las películas. Entonces no me gusta mucho centrar el cine en el cine, pero en este caso ha sido una película sobre el gusto de contar historias, que eso sí que me retrotrae a algo muy primigenio, que es que cuando yo era niño juntaba a los chavales en el recreo para contarles historias. Y eso se da literalmente en la película.

O sea que eras un poco como este joven Cervantes

Era un poco cuentista. Y ya cuando descubrí el cine lo que hacía era contar las películas a mis amigos. Y sí que recuerdo que tenía la capacidad para tener ahí un grupito hechizado.

Y en el caso de esta historia de Cervantes, ¿desde cuándo te ronda por la cabeza y qué te atrae? ¿Por qué volver a ese periodo histórico?

Esto viene de hace ocho años, incluso antes de ‘Mientras dure la guerra’. Era un proyecto que me ofreció Fernando Bovaira, mi productor. Me dijo, oye, hay un periodo en la vida de Cervantes, en el cautiverio en Argel. Yo no tenía ni idea del cautiverio de Cervantes. Conocía Lepanto, el manco, que probablemente había pasado por prisión por un tema de impuestos y poco más. Realmente lo increíble es lo mucho que creemos que sabemos de ciertos personajes que son como icónicos en nuestra cultura y creo que, no solo yo, sino mucha gente, no sabía cosas de Cervantes y en concreto de esta época. Esta historia empezó como una historia de fuga, de cárcel, un poco rollo Conde de Montecristo, claro, cuando rasqué en los libros de historia, en las biografías salían temas que no tenía ni idea, como lo que era la libertad, la permisividad sexual en Argel, todo el tema de la sexualidad de Miguel de Cervantes. Y entonces ahí fue cuando empecé a conectar muy íntimamente con el proyecto y hubo un momento, tras ‘Mientras dure la guerra’ y la serie ‘La Fortuna’, que decidí rescatarlo y vi que era la historia que tenía que hacer.

¿Qué cosas has descubierto aparte de esa parte sexual que te haya sorprendido de la vida de Cervantes? Mientras a Shakespeare lo hemos conocido de todas las maneras, nosotros con Cervantes hemos sido muy poco dados a revisitar tanto su obra y como la figura de alguien que revolucionó la literatura en el mundo.

Eso ya me pasó con la historia de Unamuno y su discurso en el Paraninfo, que me pareció muy cinematográfico y dije, ostras, si no se ha hecho nada de esto con todas las películas que se han hecho sobre guerra y posguerra. En este caso me parece muy sorprendente porque, que yo sepa, solo hay una película centrada en la vida de Cervantes de los años 60, una coproducción y una serie española dirigida por Alfonso Hungría de los 80. Y es que no hay más. Me sorprende que no se haya hecho antes y, sobre todo, este periodo que es tan interesante para entender, porque yo digo que esto es como la creación o la gestación del héroe, en este caso del héroe literario, como alguien se convierte en un genio de la literatura. Me llamó mucho la atención, que además coinciden muchos de los libros, de los ensayos que he leído, en que esta voluntad de narrar desde una perspectiva diferente, con personajes que no son blanco y negro, viene precisamente de su experiencia traumática en Argel y de haber tenido la oportunidad de convivir con el enemigo, con la cultura musulmana, que es lo que a Cervantes lo hace una persona más completa y lo hace un un creador más completo.

Hay aspectos de la vida de Cervantes que nunca se van a poder comprobar, pero el juntar la ficción con toda la documentación, con todo el rigor histórico, ¿ha sido lo más difícil?

Esa ha sido quizá la parte que más he disfrutado del proceso. A veces pasa en unas películas más que en otras, pero recuerdo estar escribiendo esta película y estar literalmente surfeando. Es maravilloso cuando te despiertas por la mañana y lo único que quieres es sentarte delante del ordenador porque además sientes que estás escribiendo al dictado, o sea que directamente las voces te están llegando y no quieres acostarte por la noche para escribiendo. Fue un proceso muy compulsivo, no es la primera vez que cuento una historia real, valía la pena centrarse en lo que está documentado y, por supuesto, dejar un margen para que la ficción complete lo que en cualquier caso sí está planteado, aunque solo sea para refutarlo como hipótesis en muchos de los libros que he leído. Entonces de ahí, de todas las hipótesis, yo he cogido la que me parecía la más plausible y la más interesante desde el punto de vista dramático. Y luego una cosa muy cervantina que es mezclar la realidad con la ficción. Se cree que en esta época posiblemente él ideara una de las historias que aparece en El Quijote, que es la historia de El Cautivo, que tiene muchos elementos autobiográficos, me parecía la manera, el momento perfecto, para juntar la realidad y la ficción.

Alejandro Amenábar, durante el rodaje de 'El Cautivo' junto a Julio Peña

Alejandro Amenábar, durante el rodaje de 'El Cautivo' junto a Julio Peña

Alejandro Amenábar, durante el rodaje de 'El Cautivo' junto a Julio Peña

Alejandro Amenábar, durante el rodaje de 'El Cautivo' junto a Julio Peña

Y además meter muchas cosas que luego veremos en El Quijote, muchas imágenes, y hacerlo de una manera elegante, que eso es difícil porque era muy fácil caer en la cosa obvia

Siempre habrá quien le parezca un churro. Además tuve tiempo para pensar esta película porque nos ha costado financiarla y ha sido un año de espera. Entonces esa imagen, hay un momento que hay una imagen que nos recuerda a Don Quijote y Sancho Panza, todo eso se me iba ocurriendo sobre la marcha porque es como el vino, lo vas madurando y me parecía interesante dejar esos guiños. Como si fuera una película de Marvel que te cuenta el pre antes de que se convierta en superhéroe, yo te estoy mostrando quién es él antes de convertirse en el escritor.

La película tiene una mezcla de muchos géneros. Está esa parte de aventuras, hay una historia de amor, hay una historia de amistad, también hay un retrato social de una época, hay una parte histórica, hay erotismo. Tú que dominas muy bien todos los géneros, ¿ha sido difícil encontrar el equilibrio perfecto?

Es verdad que hay una mezcla de géneros y a mí me gusta el cine de género y me gusta a veces el cine de género puro. Si vas a ver cine de terror, cine de terror. En este caso sí que me daba cuenta de que había una una mezcla y, sobre todo, me resultaba difícil buscar una referencia. Me pasó ya con ‘Ágora’, que igual su principal referencia era la serie ‘Cosmos’, pero no había una película que consiguiera pensar como referente. Y en este caso tenía pocas para lo que es la mezcla de géneros. Luego, por supuesto, si vas compartimentándolo, cuando es una película de aventuras o cuando es una historia de amor, la verdad es que no me resulta difícil. Creo que hay una cosa que unifica igual todos esos géneros, que es la música. Lo haces a través de la música, consigues darle un un tono único o más homogéneo a la película.

¿La has hecho tú esta música?

Sí, también. Por eso digo que en ese caso me ayuda a controlar el tono de la película, porque a lo mejor estás oyendo un tema que está acompañando un momento de acción, pero en realidad es un tema que ya has intuido porque es el tema principal de la película.

Hablando de la libertad sexual, tú descubres y rompes uno de los mitos. Y es que en esa parte, en Argel, había una libertad sexual para muchos hombres, para muchos españoles que podían ir allí y vivir su sexualidad en plenitud, sin el pecado, sin la Inquisición. Es un descubrimiento bonito esas comunidades que se creaban y, además, es una parte de la historia que conecta con la actualidad ¿Es eso lo que hace la película muy de nuestros días?

Yo creo que es definitivamente lo que la hace actual. Cuando estaba en el desfile del Orgullo Gay y me preguntó un periodista qué habría escrito Cervantes sobre el Orgullo, digo, pues probablemente habría estado aquí en las carrozas detrás. Tengamos en cuenta que es el Cervantes de esa época, la que le tocó vivir y que, por supuesto, nadie podía ni manifestar su sexualidad alegremente ni hablar de ello. Pero si hubiera descubierto esa explosión de libertad, no me cabe duda de que Cervantes habría estado ahí. Como Lorca habría estado ahí. Quevedo probablemente no habría estado.

Habría hecho un soneto metiéndose con alguno

Efectivamente. Pero por supuesto que es lo que la conecta con hoy. Y además esto viene directamente de las crónicas de Antonio de Sousa, que es uno de los personajes que aparece en la película que interpreta Miguel Rellán. Te describe cómo eran esas calles en las que los corsarios se paseaban con sus novios, que les llamaban garzones, los engalanaban, pues es algo muy de desfile del Orgullo Gay. Era una sociedad absolutamente inédita que no te puedes imaginar en aquel momento y en medio de una cultura musulmana.

‘Tesis’ cambió la manera de concebir el cine español y también a una generación, tanto para los espectadores que éramos jóvenes en aquella época como para los directores que vendrían detrás. Con ‘Mar adentro’ pones sobre la mesa el debate de la eutanasia. Después, con Unamuno tocas un emblema nacional y consigues que una peli sobre la Guerra Civil guste a gente de ideologías muy diferentes, que esto no es nada fácil en España ni dentro del cine español. Y ahora haces una película abriendo la sexualidad de Cervantes, que es un mito de lo español, de la cosa más heterosexual ¿Eso te da miedo?

Yo he querido indagar y he querido profundizar, y me he querido mojar. En cuanto a la sexualidad de Cervantes, yo tengo mis intuiciones y he tenido mi manera de afrontar esta película, de discutirlo con su protagonista, con Julio Peña, con mi productor, con Fernando Bovaira. Probablemente sea mi primera película gay o donde la temática gay tiene una una presencia muy clara, pero lo curioso es que cuando la gente ve la película, así como yo he intentado completar las casillas mediante la ficción, que los ensayos no te pueden dar, sólo te plantean como hipótesis, yo creo que finalmente es el público quien tiene que completar las casillas, y deciden cosas parecidas, pero no necesariamente iguales con respecto a lo que tiene que ver con la sexualidad de Cervantes. A veces los periodistas y el entorno gay me han preguntado, ¿y para cuándo una película gay? Como te he dicho, no me interesa demasiado hacer una película autobiográfica, pero esta era la excusa perfecta para abordar la película desde esa perspectiva y desde la la sensualidad, por qué no.

¿Y crees que el cine ha perdido la capacidad para poner sobre la mesa determinados debates?

Ahí de lo que tendríamos que hablar es de la capacidad de llegar al público, que a mí es lo que más me interesa. Yo siempre digo que no hago películas de espalda a los espectadores, no quiero hacer películas crípticas, quiero ser entendido. En eso consiste mi vida, en yo expresarme libremente, pero conseguir que tú me entiendas. Entonces, en la medida en la que el cine pierda espectadores o capacidad de conexión con espectadores, por lo menos lo veo desde mi punto de vista personal, pues ahí hay un pequeño fracaso, o sea, el ideal es conseguir que tú lo que tengas que contar llegue al mayor número de gente.

¿Y el tener ese éxito en muchas películas eso te ha pesado para otras?

Sí, sí pesa, pero bueno, luego soy lo suficientemente inconsciente para llegar a los estrenos y no pensar demasiado en ello. No soy de esos obsesos que llaman el lunes por la mañana para saber cuánto hemos hecho o no sé qué. O sea que bueno, dejo que vaya pasando. Y es verdad que este país me ha tratado muy bien y que mis películas en general han funcionado muy bien.

Hablabas antes del protagonista, de Julio Peña, cómo es la decisión de encontrar a ese Cervantes joven, que es alguien que tiene que ser idealista pero a la vez joven, pero a la vez tener el peso de que va a ser el Cervantes futuro ¿Fue difícil encontrar a la persona que podía interpretarle?

Era muy difícil. Muy difícil. Yo cuando alguien leía el guión y decía, bueno, ¿quién va a ser Cervantes? Yo decía, no tengo ni idea. Y la decisión, a las puertas de estrenar la película, quiero pensar que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado profesionales porque no era una decisión fácil. Hemos cogido además a alguien que era algo más joven cuando hizo la película de lo que era Cervantes, hubo que caracterizarlo. Lo bueno es que Julio, yo le digo, tiene un punto ‘viejoven’, es un tipo maduro, un tipo con el que puedes discutir, con el que puedes profundizar. Y luego, claro, es que necesitábamos todo, la cuadratura del círculo, porque era alguien que se iba a convertir en un genio de la literatura y además no hay retratos, no hay retratos autentificados de Cervantes, ni siquiera el de Juan de Jáuregui, es un retrato falso. Es decir, no se sabe cómo era Cervantes, solo se sabe a través de las descripciones que él hace de sí mismo, con lo cual yo sabía que necesitaba alguien atractivo, tenía que contar además una historia de amor, alguien carismático, es un señor que protagonizó cuatro intentos de fuga embarcando un montón de gente, era una especie de Hernán Cortés, es alguien que debe haber tenido capacidad de convicción y para engatusar a la gente. Un señor que se salva sistemáticamente del castigo, incluso de la muerte, a pesar de que le descubren. A la vez, un señor con genio capaz de enfrentarse a este cura que interpreta Fernando Tejero. Necesitaba muchas cosas y además quería una cara fresca. Entonces fue una decisión difícil en la que sopesamos lo que nos jugábamos y decidí arriesgarme. Y realmente Julio no demostró que podía ser Cervantes plenamente hasta que llegó el primer día de rodaje. Primer plano. No sé si fue tercera o cuarta toma, hicimos todos, guau. Y ahí ya vimos que había interiorizado el personaje.

Hay otro tema que está en presente en ‘Ágora’ y en ‘Regresión’, y que aquí también tiene un eco. Es el tema de la fe, las creencias, el peso de la religión, que es muy potente precisamente con con el personaje de Tejero, que es el que deja por escrito esas palabras sobre Cervantes ¿Es un tema que te preocupa?

Yo me he criado en un colegio religioso sin ser mis padres demasiado religiosos, pero he vivido la disciplina religiosa, la ha vivido y la conozco perfectamente. He estado interno diez años en los padres escolapios. Y sí es un tema que me llama la atención, en general todo lo que tiene que ver con la creencia, es decir, no solo hay religión religiosa, valga la redundancia, está la la religión del fútbol, está la religión de la política, o sea, cómo tenemos muchas veces la capacidad de autoengañarnos y cómo nuestras ideas prevalecen sobre nuestra humanidad. Eso es algo que me llama mucho la atención. Estaba en un coloquio en el Congreso por el 20 aniversario del matrimonio igualitario y había una chica que contaba su historia, una abogada activista lesbiana. Es tan terrible lo que contaba, y lo hacía con un humor maravilloso, pero cómo su padre fue capaz de rechazarla sistemáticamente, negarle a ella y a su hijo, que era su nieto. Lo que son las las ideas y son capaces de nublarte la vista de tal manera que te hacen rechazar a tu hija. Y desgraciadamente, la religión tiene mucho que ver con eso. Yo de todas formas, cuando vuelvo y vuelvo habitualmente al Nuevo Testamento y vuelvo a, digamos, a la predicación de Jesucristo, veo que es absolutamente lo contrario de lo que veo practicarse y predicarse en la Iglesia. O sea, si Jesús volviera hoy en día, lo del templo aquello que hizo, no te digo lo que liaría en el Vaticano.

Antes has mencionado que tuviste tiempo para preparar la película porque costó financiarla ¿De verdad una película de Alejandro Amenábar de aventuras sobre Cervantes cuesta tanto?

Yo siempre pienso que no me va a costar nada y cuando llega llega el momento, me cuesta. También la buena noticia es que lo consigo. Porque veo también a mi alrededor como hay directores y directoras que de pronto dicen, no, se me ha caído. Y la financiación está complicada. No voy a empezar con la retahíla de reproches ahora mismo de la situación del cine español, pero la financiación está complicada. Las plataformas han absorbido gran parte del mercado. Es más difícil después de la pandemia llevarse a la gente a las salas y mis proyectos son caros, como me dice mi productor Fernando, a ver cuándo se te se te ocurre uno baratito. Y luego también está el precio de la libertad. Yo igual, igual que Cervantes, porque esta película de alguna manera también es una película sobre la libertad, voy siempre con mi libertad por delante. O sea, no hay nada que me frustrara más pensar que voy a estar coartado y no poder hacerlo a mi manera. Me gusta escuchar, por supuesto, y me gusta la interacción y entiendo que una película es un proceso colectivo e interactivo, pero finalmente me gusta a mí tomar la decisión final. Y eso, combinado con el dinero que necesito, hace que depositar la confianza ciega en mí, pues a veces cuesta un poco más. Y en este caso, ha costado un año levantar la película, la financiación.

No sé si parte de esa libertad también es la que ha hecho que después del Oscar, después de ‘Los otros’, pues no hicieras una carrera en Hollywood. No sé si es parte de esa libertad de no ceder a ese último montaje, esa última decisión de hacer tus películas, de sentirte libre también.

Sí, estoy seguro. No sé si acertadamente o no, pero tengo un amigo que es muy bruto y me ha dicho más de una vez, tú tienes que ir a Hollywood y dejar que te follen al menos un par de veces. Es jugar en un mundo muy grande de corporaciones, de accionistas, de ejecutivos y ejecutivas. No me ha resultado especialmente atractivo, por un lado, vivir fuera. También es verdad que hoy en día con la globalización te puedes hacer una película que no necesariamente tengas que irte a Hollywood, pero en aquel momento, cuando se me abrieron un poquito las puertas y me mostraron lo que podía tener y la vida que podía tener en Hollywood, no me llamaba la atención porque a mí me gustaba estar en Madrid, con mi familia y con mis amigos y porque no necesariamente me gustaban las películas que se estaban haciendo allí. Si tienes evidentemente un presupuesto a lo grande y libertad absoluta, pero eso es un es patrimonio de muy poquitos cineastas.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 

Directo

  • Cadena SER

  •  
Últimos programas

Estas escuchando

Hora 14
Crónica 24/7

1x24: Ser o no Ser

23/08/2024 - 01:38:13

Ir al podcast

Noticias en 3′

  •  
Noticias en 3′
Últimos programas

Otros episodios

Cualquier tiempo pasado fue anterior

Tu audio se ha acabado.
Te redirigiremos al directo.

5 "

Compartir