La muerte de Bob Marley es más absurda todavía si quien la narra es Pepe Colubi
Le recomendaron la amputación y se negó

La muerte de Bob Marley es más absurda todavía si quien la narra es Pepe Colubi
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Todo empieza con una pelota. Bob Marley, leyenda del reggae y futbolista aficionado con más entusiasmo que técnica, se da un golpe en el dedo gordo del pie. Nada grave, pensaría cualquiera. Pero resulta que debajo de esa herida estaba escondido un melanoma lentiginoso acral, un tipo de cáncer de piel tan raro que parece inventado por un guionista de House.
Pepe Colubi lo cuenta en A las bravas: "Ya tenía el melanoma, la herida solo lo hizo visible. Le recomendaron la amputación y se negó. Pero no del pie entero, ¡del dedo!". Y añade, como quien comenta una jugada absurda: "Creo que una de las muertes más absurdas del mundo de la música ha sido la de Bob Marley".
La historia tiene todos los ingredientes de una tragicomedia rastafari. Los médicos le dicen: "Bob, hay que cortar ese dedo". Y Bob responde: "Mi cuerpo es un templo, y los templos no se reforman". Así que nada de amputación. En su lugar, una cirugía menor y a seguir girando por el mundo como si el cáncer fuera un rumor.
Durante cuatro años más, Marley compone, canta, baila y juega al fútbol. Hasta que en 1980 se desploma corriendo por Central Park. El melanoma ha hecho lo suyo: se ha extendido al cerebro, los pulmones, el hígado y el estómago. Pero Bob aún tiene fe. Se va a Alemania a probar un tratamiento alternativo en la clínica del doctor Josef Issels, famoso por sus terapias holísticas, vitaminas y dietas que harían llorar a cualquier nutricionista.
"El tratamiento herbívoro, digo yo holístico", bromea Colubi. Pero ni las verduras ni los rezos funcionan. En abril de 1981 intenta volver a Jamaica, "pero su cuerpo dice basta en pleno vuelo. Aterriza de emergencia en Miami y muere el 11 de mayo en el hospital Cedars of Lebanon", explica Colubi. Sus últimas palabras a su hijo Ziggy fueron: "El dinero no puede comprar la vida". Ni el dinero, ni el fútbol, ni los batidos verdes.
"Hay fotos muy tristes de Bob Marley sin pelo, superdelgado... y aún así, seguía tocando, es increíble" concluye Colubi.





