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Country, rap, pop (y mucha cerveza): el cowboy Post Malone demuestra en Barcelona por qué triunfa en todo el mundo

El rapero neoyorquino convertido al country ha traído al Estadi Olímpic de Barcelona su 'The BIG ASS World Tour', donde ha dejado claro por qué es una de las estrellas más versátiles y exitosas del panorama musical actual

Country, rap, pop (y mucha cerveza): el cowboy Post Malone demuestra en Barcelona por qué triunfa en todo el mundo

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Barcelona

A Post Malone le bastaron unas pocas canciones para dejar de ser un chaval tatuado que colgaba temas en SoundCloud y convertirse en uno de los artistas más escuchados del planeta. El cantante neoyorquino, de solo 30 años, se ha movido siempre en tierra de nadie: demasiado melódico para el rap más duro, demasiado rapero para el pop más convencional. Y en esa mezcla de estilos e identidades es donde ha construido un fenómeno global que ha llegado este viernes a España.

Su historia es la de un camaleón de la música. Con White Iverson y Congratulations se ganó un sitio en el hip hop. Con Rockstar, Sunflower o Better Now se adentró en el mundo del pop y llegó a las radios más comerciales del planeta. Y cuando parecía que había tocado techo y encontrado su identidad musical, sorprendió con un giro hacia el country. Su reciente disco F-1 Trillion le ha consagrado como un artista capaz de dominar cualquier género.

Este viernes, esa ola de éxito ha llegado a España. Post Malone ha hecho parada en Barcelona en mitad de su gira mundial The BIG ASS World Tour, la primera que lo trae en solitario a un estadio de grandes dimensiones. El show, de casi dos horas de duración y que contó con el rapero Jelly Roll como telonero, ha sido un repaso a toda su carrera: desde los himnos que lo catapultaron en el rap y el pop, a su nueva faceta country, con la que ha presentado un 'Posty' mucho más maduro y versátil.

El Estadi Olímpic Lluís Companys de Barcelona recibía entre fuegos artificiales a uno de los fenómenos más grandes de la música actual a ritmo de Texas Tea, primera de las más de 20 canciones que ha interpretado el estadounidense esta noche. La siguieron Wow. y Better Now, uno de sus himnos más conocidos, y con el que avisaba de lo que estaba por venir.

La escenografía del show fue la propia de un concierto de una estrella mundial. El estadounidense, situado en el top 20 de artistas más escuchados del planeta, con 67 millones de oyentes mensuales, según Spotify, estuvo acompañado de pantallas gigantes, cañones de fuego, kilos y kilos de pólvora y un juego de luces con el mismo eclecticismo que su música: calidez para sus temas country, una explosión visual para sus himnos y minimalismo para los momentos más íntimos y personales.

Miles de personas corearon los temas de Post Malone durante casi dos horas en Barcelona

Miles de personas corearon los temas de Post Malone durante casi dos horas en Barcelona / Marta Perez

Miles de personas corearon los temas de Post Malone durante casi dos horas en Barcelona

Miles de personas corearon los temas de Post Malone durante casi dos horas en Barcelona / Marta Perez

"Muchas gracias por traerme a este sitio tan histórico y en este país tan bonito", decía antes de cantar las primeras notas de Go Flex. "Hemos venido desde Estados Unidos para tocar música de mierda. Salud", decía, cigarro en mano, acompañado también de su inseparable vaso de cerveza.

Uno de esos momentos emotivos llegó con la sucesión de Hollywood's Bleeding y I Fall Apart, un tema que habla de "tener el corazón roto" que cantó desde una pasarela con forma de carretera típica del desierto de EEUU. Ese ambiente íntimo solo se mantuvo hasta que apareció en el escenario Jelly Roll, quien acompañó a Post Malone para cantar a dos voces Losers, ese himno "para los que a veces se sienten solos en este mundo tan grande".

Después llegaron Goodbyes, What Don't Belong to Me, I Ain't Coming Back y Feeling Whitney. Y entre canción y canción, Austin Richard Post (su nombre real), brindó una y otra vez con el público de Montjuic. De hecho, llegó a subir a un fan para que tocara la guitarra, empapada en cerveza, en Stay.

La locura se desataba cuando segundos después empezaba a cantar Circles, con esa mezcla de pop y rock que triunfó en 2019 como parte de su album Hollywood's Bleeding. Y entonces llegaba la canción que lo empezó todo. "White Iverson salió hace 10 putos años y me dijeron que solo iba a hacer esta", gritaba a un público que no paraba de corearle y al que Post Malone respondió con mucha cercanía, incontables "gracias, Barcelona" y un "os amo, cabrones".

Tras Psycho se bajó a la pista del Olímpico y empezó a regalar vasos de cerveza en Pour Me a Drink, para después golpear con Dead at the Honky Tonk.

El show del neoyorquino supo mezclar magistralmente durante casi dos horas lo íntimo con lo multitudinario. El cierre fue una sucesión apabullante de algunos de los mayores éxitos de su carrera como Rockstar, icono de su etapa más comercial y al que acompañaron llamaradas de varios metros que elevaron la temperatura de una noche fresca de final de verano en la ciudad condal; o Sunflower, uno de los temas de la banda sonora de la película Spiderman: Into the Spider-Verse y séptima canción con más reproducciones de la historia en Spotify.

Para terminar, llegó el turno de la esperadísima I Had Some Help, que comparte con Morgan Wallen, un himno que ya es coreado en estadios y festivales de medio planeta y al que se sumaron miles de voces que convirtieron el Olímpico de Montjuic en un karaoke gigante. Sin duda, esta canción es la prueba definitiva del éxito mundial de su faceta country y de su álbum F-1 Trillion, por el que fue nominado a cuatro premios Grammy.

El cantante se ha mostrado muy cercano con el público durante su show en Barcelona

El cantante se ha mostrado muy cercano con el público durante su show en Barcelona / Marta Perez

El cantante se ha mostrado muy cercano con el público durante su show en Barcelona

El cantante se ha mostrado muy cercano con el público durante su show en Barcelona / Marta Perez

Pero todavía quedaba tiempo para una última sorpresa, una última fiesta para cerrar la velada. Por arte de magia, 'Posty' aparecía en un escenario secundario oculto que se elevaba en mitad del estadio para interpretar Congratulations, ese hit con un trap pegadizo que fue el punto de inflexión en la carrera de Post Malone. Con él dejó de ser una promesa para empezar a ser la estrella que es hoy. Su letra profetizaba ya en 2016 lo que estaba por venir años después: una 'enhorabuena' por llegar al éxito contra todo pronóstico y a pesar de las dudas del resto.

Y tras darse un baño de masas entre el público y regalar su camisa de cowboy, 'Posty' ponía fin a la noche pidiendo al público que luchara por "cumplir sus sueños". Y lo hizo con su 'brillante' sonrisa como quien sabe de primera mano de lo que habla. Era imposible no ver la paradoja al observar a ese tatuado chaval que empezó hace una década en el ordenador de su casa hablando de sueños impensables delante de un estadio lleno a miles de kilómetros de su EEUU natal.

 

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