El sistema de Marruecos, en jaque dos años después del devastador terremoto
El terremoto de 2023 reveló el olvido de comunidades enteras y la del rey con su pueblo, al frente de un sistema incapaz de responder a las necesidades de la población
Más de 45.800 casas afectadas total o parcialmente a causa del fuerte terremoto que sacudió Marruecos en 2023 fueron reconstruidas de un total de más de 52.000, según un recuento de EFE basado en datos oficiales de fuentes de las autoridades locales en las cuatro provincias más afectadas, donde algunos grupos de damnificados denuncian una situación aún precaria. / MAP (EFE)
Un terremoto de magnitud 6,8 sacudió Marruecos el 8 de septiembre de 2023 dejando cerca de tres mil fallecidos y más de cinco mil heridos en una zona, el Alto Atlas, de aldeas rurales en las que la tasa de pobreza alcanza el 14%, el doble de la media nacional. Además de los daños personales, la destrucción de infraestructuras y más de 50.000 hogares dejó a la población en una situación de necesidad urgente de refugio, pero muchos todavía no han recibido la respuesta esperada por parte de las autoridades.
Cientos de familias siguen viviendo en tiendas de campaña, se han visto obligadas a salir de la región para vivir en casa de algún familiar o han tenido que alquilar una vivienda mientras esperan las ayudas, como le han contado al periodista de la SER Marc Ferrà durante la protesta en la que han participado esta semana frente al Parlamento para denunciar los impedimentos que encuentran para recibir las ayudas prometidas.
“Hay trabajo todavía por hacer”, aseguran, estimando los trabajos de reconstrucción concluidos en el 60 o 70% del total. Se quejan también de que el dinero ha sido destinado a grandes infraestructuras como las pensadas para acoger el mundial de fútbol de 2030 o la línea de tren de alta velocidad.
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Este desastre y la insuficiente respuesta de la administración marroquí desnudaron las carencias de un sistema que ya sufría una importante erosión de su credibilidad entre la sociedad. Se puso en evidencia “la marginación de esta región” y, en general, de los núcleos no urbanos, por la falta de conexiones y la dificultad de acceso, explica Alfonso Casani, profesor de Ciencia Política de la Universidad Complutense especializado en Marruecos y el norte de África.
A las malas infraestructuras se unió la lentitud del Gobierno en movilizar a los equipos de rescate y la falta de comunicación, porque el rey Mohammed VI se encontraba en Francia en el momento del terremoto, recuerda Casani. Ahora el Gobierno y los medios de comunicación han hecho una campaña para mostrar una imagen muy exitosa del territorio, con un informe que sitúa en un 90% la reconstrucción. “Lo que se está tratando de hacer es embellecer el terreno para presentarlo como un éxito”, añade el experto. Sin embargo, “nada ha cambiado en términos de infraestructura, de desigualdades socioeconómicas”.
La ausencia de la monarquía y su rechazo de la ayuda exterior fueron muy criticadas, sin embargo, Casani señala que, dada la “forma de ejecutivo dual” de Marruecos, las protestas enseguida se han distraído “hacia la responsabilidad del Gobierno”, e incluso “reclaman una mayor intervención del rey”. El sistema marroquí se vale de una estrategia en la que “los logros son atribuidos al rey, mientras que los fallos del sistema son atribuidos al Gobierno”, asegura.
A esto contribuye también el hecho de que la monarquía marroquí es intocable, toda vez que se deteriora la situación de derechos humanos y de libertad de expresión en el país.
