"La autenticidad ya no es una experiencia interior": José Carlos Ruiz desmonta el mito del 'sé tú mismo'

En su sección Más Platón y menos WhatsApp en La Ventana, el filósofo José Carlos Ruiz analiza cómo la autenticidad ha dejado de ser una experiencia íntima y singular para convertirse en una estrategia de mercado. "Lo auténtico, por definición, es lo que responde solo a sí mismo", explica. Pero en la era digital, esa autenticidad se ha transformado en una estética diseñada para parecer espontánea.

Ruiz denuncia la sustitución de los rituales por ceremonias, especialmente en el ámbito doméstico, donde las pantallas han roto los vínculos de confianza. "La ceremonia de la pantalla exige cumplir unos códigos cerrados para ser visualizado. Ya no hay confianza, sino evaluación constante", afirma.

Lejos de rechazar la máscara, la reivindica como herramienta de convivencia. Cita al sociólogo Richard Sennett: "La máscara es la esencia de la civilidad". Y añade: "Ponerse una máscara no implica falsificarse, sino integrar al otro en tu mirada. Mientras más máscaras sepas usar, mejor será tu interacción social".

Sin embargo, advierte del peligro del sincericidio: imponer la verdad sin cortesía. "Cuando tú quieres ser muy sincero y sabes que vas a hacer daño, impones tu criterio por encima del otro. Eso no es autenticidad, es violencia simbólica".

En redes sociales, lo auténtico se ha convertido en espectáculo. La antropóloga digital Crystal Abidin lo llama amateurismo calibrado: una estética que simula naturalidad para generar conexión. "Lo verosímil ha sustituido a lo verdadero. Y eso es lo más importante en el siglo XXI: parecer auténtico, no serlo", resume Ruiz.

La obsesión por lo genuino se ha extendido al mundo empresarial, donde la innovación constante se convierte en mandato. Ruiz recuerda a Horkheimer y Adorno: "La autenticidad ya no es una experiencia interior, sino el efecto de un mercado".

También alerta sobre el uso político de la autenticidad como arma identitaria. "Preservar una cultura como si fuera una pieza de museo es incompatible con la realidad dinámica e híbrida de las sociedades actuales. La autenticidad primigenia es una cárcel", afirma. Y cita a Bauman: "La cultura es líquida, se hibrida y cambia constantemente".

Ruiz recomienda dos lecturas clave: La consagración de la autenticidad de Gilles Lipovetsky y Las fuentes del yo de Charles Taylor, quien advierte: "Ser auténtico significa ser fiel a una identidad que se construye en diálogo con los demás, no imponerla como dogma".