Marina Garcés, filósofa: "La palabra «comunidad» parece vintage, no sabemos qué quiere decir"

Madrid

Para Marina Garcés (Barcelona, 1973) el tiempo es un concepto importante, sobre todo aquel que invertimos fuera de nuestro propio proyecto de vida. Ella, filósofa, ensayista y profesora universitaria desde hace quince años, sabe que ese tiempo nos mueve "más allá de nuestro ombligo" y visibiliza algo que cada vez exige más. Salir de la zona de confort.

Y es que la polarización actual queda expuesta en actitudes como esa imposibilidad de escuchar un argumento que pueda cuestionar nuestra forma de pensar. Un encierro que Garcés no sólo cree que se materializa de forma individual, sino en esa pregunta de "¿Quiénes son los míos?". El interrogante que puede dar como resultado comportamientos de racismo, desigualdad o machismo por un afán de sobresalir o mostrar una superioridad colectiva.

"Una filosofía que vuelve como un kit de supervivencia para cryptobros". Así es como define Marina Garcés la corriente del estoicismo que se ha desarrollado en este pensamiento más propio de las 'cámaras de eco'. Esto es visible en la actitud de los 'emprendedores' que a través de redes sociales difunden esta idea de "gestionar tu vida sin interés de comprometerte con lo que va más allá de ti", como comenta la filósofa.

Pero, ¿existe una división tal que no existen luchas colectivas en la sociedad? Para Marina Garcés el problema no radica en las luchas actuales sino en el proyecto futuro. Un futuro que sentimos tan amenazante que el individuo se encierra en su propio temor, "que no me toque a mi ni a mis hijos". Es decir, la pérdida del horizonte común.

La extrema derecha en los jóvenes como parte de este fenómeno

Son cada vez más las voces que resaltan la incursión de pensamientos radicales en la juventud actual. "El fascismo ha tocado el punto sensible que hemos llamado «frustración»", manifiesta la filósofa, quien resalta esa desconexión por parte de los jóvenes respecto a las luchas por derechos sociales.

¿Cuál es el origen de este fenómeno? En este siglo han sido múltiples las voces juveniles que se han alzado contra las injusticias. En España el 15M marcó un antes y un después, así como las revoluciones climáticas y feministas de la segunda mitad de la década. Y todas ellas tienen algo en común: se toparon con un muro.

Aunque Marina Garcés reclama no justificar con esto la oleada de extremismo entre las nuevas generaciones, sí muestra cómo esa 'resignación' va calando y utiliza el vacío que las luchas no conseguidas dejan en la sociedad. 'Mirar más allá de nuestro ombligo' es una vía para encontrar un camino de lucha que pueda proyectar un futuro en el que la 'comunidad' vuelva a ser un elemento central y en el que no se escuche al discrepante como un enemigo.