El mapa de los mejores jardines de España para pasear y emocionarse
Eduardo Barba nos ofrece un listado de los jardines más especiales de nuestro país

Una de las cosas más bonitas de viajar es visitar los jardines que son especiales o importantes para una ciudad. En nuestro país hay una infinidad de lugares así, y vamos a ir saltando de región en región, para comentar algunos que me encantan, aunque hoy dejaremos fuera muchísimos. No hablaremos tanto de su historia ni de fechas, sino más bien de la sensación que se tiene allí, paseando por ellos.
Jardín Botánico Histórico de Barcelona
Vamos a un lugar que para mí es un poco mágico: el Jardín Botánico Histórico de Barcelona, donde se respira un ambiente muy especial, porque es como irnos a mediados del siglo pasado. No tiene nada que ver con el jardín botánico moderno, que es el que se inauguró en 1999, ladera arriba del Montjuïc. En este histórico nos vamos a sumergir en unas antiguas canteras de piedra, con dos enormes cavidades que dejaron en la montaña para extraer esa piedra.
Esto lo hace especial, porque bajamos literalmente a un paraíso lleno de árboles. A mí me gusta especialmente la hondonada en la que hay un estanque, porque parece como si se bajara a un bosque lleno de hadas: en la parte baja crecen varios árboles que son auténticos gigantes, como el fresno rojo americano (Fraxinus pennsylvanica), el fresno de hoja estrecha (Fraxinus angustifolia) o un nogal alado de Rehder (Pterocarya × rehderiana). Tienen más de 30 metros de altura, gracias a la abundante agua de la que disponen, y en ese silencio, a sus pies, uno se siente muy a gusto.
Fundación Rodríguez Acosta de Granada
Damos un salto hacia el sur, y nos vamos a Granada. Si menciono el nombre de esta ciudad, casi todo el mundo pensaría que nos vamos a los jardines de la Alhambra. Pero en esta ocasión nos metemos en otro jardín, muy cerquita, que de hecho está a muy pocos metros de la entrada al conjunto nazarí: el carmen de la Fundación Rodríguez Acosta. ¿Por qué me gusta este jardín? Pues porque parece salido de un ensueño de su creador, el pintor granadino José Rodríguez Acosta.
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Recorrido por jardines que nos emocionan
Todos sabemos cómo son los muros y las torres de la Alhambra, de gigantescas masas cúbicas y de paredes altas y rectangulares. Pues en este jardín encontraremos que todas esas masas de piedra se han transfigurado en cipreses (Cupressus sempervirens), que son los que forman un entramado laberíntico de un patio tras otro, de una estancia tras otra, con escaleras que suben, otras que descienden aún más, y te llevan a rincones con esculturas y columnatas de piedra. Los muros blancos se alternan con las masas verde oscuro de los cipreses, y te sientes como Alicia en el País de las Maravillas, yendo de un sitio a otro.
Allí podemos encontrar también una de las pocas bailarinas que quedan en Granada: unas estructuras de fantasía que se modelaban con cipreses. Para construir estas bailarinas, lo que se hacía era juntar las copas de varios cipreses que estaban plantados en círculo. De esta forma se consigue una cúpula vegetal, como si de una bóveda se tratara. A la vez, se sacan ramas laterales de cada ciprés, para hacer una trama aún más compleja: una auténtica belleza de la jardinería tradicional española. Si esto lo hubieran desarrollado los ingleses, habría una asociación nacional que preservaría este modelado tan complejo y bello.
Jardín Histórico-Artístico El Bosque de Béjar en Salamanca
Nos vamos a Salamanca, a Béjar, porque quiero visitar un jardín renacentista que sigue necesitado de una restauración respetuosa con su pasado: el jardín histórico-artístico El Bosque de Béjar. En un paseo por este jardín, lleno de historia, nos sorprenderá un gran estanque que refleja el cielo, en medio del cual hay un templete que es uno de los emblemas del jardín, que está rodeado de varias fuentes sensacionales.

Y, si bajamos unas escaleras señoriales de piedra, llegaremos a un jardín romántico del siglo XIX en el que crecen algunas de las secuoyas más grandes de nuestro país, todo ello rodeado de un maravilloso bosque de robles y de castaños.
Jardín de Aclimatación de la Orotava de Tenerife
Damos un salto y aparecemos en Tenerife, para visitar un jardín que también tiene mucha, mucha historia: el Jardín de Aclimatación de La Orotava, en el Puerto de la Cruz, al norte de la isla. ¿Por qué es importante este jardín? Porque, en el siglo XVIII, se planteó que llegaran a él las plantas traídas desde América en las expediciones botánicas, y que se aclimataran para después llevarlas a la península. Todavía se conserva su trazado y en él podemos disfrutar de muchas plantas tropicales venidas de América y de Asia.
Solamente contemplar el ficus (Ficus macrophylla) lleno de raíces colosales que descienden desde sus ramas hasta el suelo, es un espectáculo inolvidable. Este ficus australiano de hojas grandes tiene unos 150 años, pero en el jardín también se pueden disfrutar de algunas de las plantas endémicas canarias que hacen de estas islas un lugar único en el mundo.
Festival Internacional de Jardines de Allariz, en Galicia
Pues sí, en Galicia. En esta ocasión no es un único jardín, sino más bien un concepto: un festival de jardines. En Allariz encontraremos un recinto, al pie del río Arnoia, en el que todos los años se desarrolla el Festival Internacional de Jardines, que ya va por su 15.a edición.
Entre la primavera y el otoño, en ese recinto se pueden contemplar y recorrer 12 pequeños jardines efímeros, diseñados por paisajistas nacionales e internacionales, así como por estudiantes de paisajismo. Lo bonito de este jardín de jardines es respirar la emoción que expresan las diferentes propuestas de estos minijardines que visitan miles de personas cada año en este precioso pueblo de la provincia de Orense.
Jardín del Príncipe de Anglona, en Madrid
Para despedirnos, vamos a uno muy chiquitito, en Madrid: el jardín del Príncipe de Anglona, en pleno barrio de La Latina, en el Madrid de los Austrias. Su trazado no es tan antiguo, ya que fue creado a mediados del siglo XVIII, y restaurado hace un siglo. Lo bonito de este jardincillo es pasear por sus pocos caminos enladrillados, para descubrir a finales del invierno una camelia (Camellia japonica) en flor, o en primavera un granado (Punica granatum) de tronco tortuoso que deja caer sus pétalos anaranjados, o ver en el otoño cómo la falsa acacia o árbol de las pagodas (Styphnolobium japonicum) viste sus hojas de color amarillo.

Eduardo Barba
Eduardo Barba Gómez es jardinero, investigador botánico en obras de arte, paisajista y profesor de jardinería....




