Luis García Montero se siente orgulloso del pueblo español por las protestas en La Vuelta: "La dignidad del ser humano exige ponerle fin a la violencia"

Buenos días a la luz de este país que le ha dado una vuelta a la infamia del silencio. No a la crueldad y el genocidio. De política se puede y se debe discutir. Podemos discutir entre los que somos partidarios de la sanidad y la educación pública, con los jardines de la Universidad Complutense incluidos, y los que prefieren invertir en la educación privada y en los hospitales convertidos en un negocio familiar.

Pero las cosas tienen un límite. Cuando se están asesinando a más de 60.000 personas en Gaza, cuando se matan a 20.000 niños, algunos antes de cumplir su primer año, cuando se bombardean los hospitales y se dispara contra las colas de gente que intenta encontrar un plato de comida, cuando se pretende legitimar la crueldad de un exterminio que recuerda la barbarie de personajes como Hitler, no es posible la discusión.

Hay que gritar: 'No, no, nunca más'. La dignidad del ser humano exige ponerle fin a la violencia. A la complicidad mezquina de los responsables de La Vuelta ciclista a España, que se ha colocado el maillot de los millonarios que quieren justificar el genocidio provocado por Israel, se ha opuesto el pueblo español para decir no, no queremos formar parte de esta atrocidad. Me siento orgulloso del pueblo español en su apuesta por los derechos humanos.

Y quizá lleguemos a descubrir la falta de corazón y de conciencia que tienen día a día esos políticos que están hundiendo la sanidad pública y la educación con sus campañas de crispaciones y negocios oscuros. Su pedaleo no conduce a ninguna meta que sea respetable. En este pedaleo es curioso que Isabel Díaz Ayuso y Abascal siguen el mismo camino que la catalanista Pilar Rahola. El dinero sin escrúpulos.