Margot Robbie: "La química no se puede explicar. Existe o no, pero no es una cuestión de atracción"

Madrid

Kogonada es uno de los directores mimados del circuito independiente y los festivales. El director, nacido en Corea y criado en EEUU, se dio a conocer con una serie de ensayos visuales sobre algunos de sus directores favoritos, como Kubrick, Bresson, Godard o Bergman. Años más tarde saltó a la direccion de largometrajes de ficción con 'Columbus' y la aclamada 'After the Yang', historias humanistas que usaban la ciencia ficción, y también se embarcó en la direccion de capítulos de series como 'Pachinko' y 'Star Wars: Acolyte'.

Ahora, en su tercera película, reúne a Margot Robbie y Colin Farrell en una aventura mágica y romántica. 'Un gran viaje atrevido y maravilloso' es el título de este proyecto escrito por el guionista y actor Seth Reiss, el primero en el que Kogonada parte de un texto ajeno. "No pensaba que fuera a dirigir mi próxima película con otro guionista, pero alguien me dio este guion y era hermoso, divertido e interesante. Y me llamó la atención en el momento justo, porque tenía muchas ganas de explorar la posibilidad del amor, pero de una manera que tuviera que ver con la memoria y con el pasado, y es una forma muy original de pensarlo. Funciona porque es una exploración en la línea del tipo de película que quiero hacer", explica el autor en videoconferencia desde Nueva York.

La historia parte del encuentro casual de los dos protagonistas en una boda. Un encuentro al que llegan tras lidiar con una enigmática agencia de alquiler de coches (divertidísima Phoebe Waller-Bridge como gerente de esa empresa) y con un GPS con alma de terapeuta. En el viaje de regreso ambos tendrán que someterse a las pruebas de este asistente virtual, una pruebas que abren puertas mágicas a su pasado. A la relación con sus padres, marcadas por la culpa y la decepción, al reencuentro con antiguas parejas con las que no se quisieron comprometer o a sus amores de instituto.

"Hoy en día es fácil darle a alguien 'me gusta', y luego saltar o deslizar el dedo hacia otro lado. Es como si pudieras salir de ahí rápidamente, pero en nuestro caso es más duro, están físicamente juntos en un coche enfrentándose a cosas que no quieres que la otra persona vea o experimente. Y tienen que salir adelante, no puedes dejarlo en leído, en la película los personajes tienen que hacer ese viaje juntos", reflexiona Margot Robbie sobre el arco de su personaje y la necesidad de enfrentar sus fantasmas de la mano de Colin Farrell. Ambos demuestran su complicidad y derrochan química en su primer trabajo juntos.

"A menudo la gente pregunta por la química y simplemente existe o no, es muy difícil de explicar. Ni siquiera es una cuestión de atracción, porque hay personas que puedes encontrar muy atractivas y simplemente no tienes química con ellas, o viceversa. A veces cuando estás frente a alguien, las cosas se ponen eléctricas. Es una cosa que está ahí o no surge, por eso a veces da miedo cuando te metes en un papel y no puedes hacer un estudio sobre esa química, y esperas que esté ahí. Hemos tenido suerte, en cuanto conocí a Colin Farrell, dije, esto va a funcionar", cuenta la actriz australiana, y su compañero se deshace en elogios con ella. "Hemos oído hablar de actores que se odian y que tienen una química extraordinaria y de actores que se gustan, y no tienen ninguna química. Si te encuentras con la honestidad de corazón con la que Margot fue a conocerme, es muy fácil. Desde el primer día en que nos saludamos en el local de ensayo, éramos solo Margot, yo y Koganada. Nos sentamos alrededor de una mesa en un escenario vacío y empezamos a hablar del guion y partimos de ahí. Y nunca fue un día de trabajo, fue un placer absoluto pasar este tiempo allí", añade Farrell.

Esa conexión que traspasa la pantalla se filtra también en unos personajes imperfectos, heridos y con miedo a amar. De ahí que ese componente mágico, el de abrir puertas al pasado, los transforme. "Me encanta ver películas que hablen de la lucha y el dolor de ser humano. Me encantan las películas que abordan la alegría y la belleza de ser humano. Me encantan las películas que abordan ambas cosas en una hora y media o dos horas. Y para nosotros, simplemente, todo más o menos puede hacer identificarse a alguien. En última instancia, cualquier historia que se cuente, que esté escrita por un ser humano, que sea interpretada por un ser humano o por varios, siempre se puede relacionar en mayor o menor medida con otros seres humanos", explica el actor irlandés del componente humanista de la ciencia ficción de Kogonada.

El director abre una burbuja en ese pequeño universo y utiliza un realismo mágico para explorar la psicología de esta pareja. "Gran parte del cine es inherentemente realista y mágico. Sabemos que no existe verdad. Por eso me preguntaba, ¿se puede llegar a la verdad de una manera profunda utilizando toda la teatralidad del cine? Me encanta la escena musical del instituto a mitad de la película, porque cuando pienso en los musicales, son muy construidos, pero hay algo en el teatro que, para mí, es el máximo realismo mágico. Es el truco de magia definitivo, porque puedes tener una puerta en un escenario, y todos sabemos que no es una puerta real que vaya a una habitación real, pero si la abres y la persona entra y dice, oh, estoy en Europa, les creemos. Y si lo hacen lo suficientemente bien, nos perdemos en ese mundo. Ese era el tipo de realismo mágico que ansiaba. Ahora vivimos en la época de la Inteligencia Artificial y las noticias falsas, pero la arcilla del arte es el artificio y tenemos que reclamarlo como una forma para llegar a la verdad y la emoción humana más real", defiende.

El director lo consigue en 'Un gran viaje atrevido y maravilloso', una road movie colorida en la que explora los traumas del pasado y la necesidad de reconciliarse y perdonarse a uno mismo con dos personajes solitarios que entienden que es tan importante amar como dejarse amar. "La vida es dura para mucha gente. Hay una enorme cantidad de soledad, sin hablar de la enfermedad, el dolor, la muerte y la pérdida, sino la soledad en la que viven tantas personas en este planeta y que son una especie de víctimas y viven bajo el yugo de la soledad. Una cosa es elegir la soledad por ti mismo y decir, me gusta mi propia compañía, o me gusta estar solo, me gusta estar en contacto con la naturaleza, pero el aislamiento impuesto es algo muy cruel, y es algo muy común. Si esta película da un poco de esperanza, está bien, también demuestra que hay segundas oportunidades, terceras, cuartas, quintas, sextas y séptimas. Nunca dejes de creer que tu vida algún día tendrá sentido y encontrarás conexión", expone Colin Farrell.

Entre la comedia naif y el drama romántico, la película propone una aventura entretenida, y también un poco lacrimógena, que elevan sus protagonistas, dos actores con encanto que aquí reivindican la esperanza y la empatía en tiempos oscuros. "Creo que vivimos en una época en la que es muy fácil ser cínico con respecto a todo y no creer en nada. Y lo entiendo porque cada vez es más difícil confiar en las instituciones, en los políticos y todo eso, pero lo fundamental de la experiencia humana es nuestro profundo deseo de conectarnos de verdad y de entender realmente las cosas que se interponen en nuestro camino. Y en ese sentido la película es como una especie de terapia para volver a creer, para volver a conectarnos y amar. Tenemos que entender las cosas que nos han hecho cínicos de una manera que no es saludable. Podemos hacer algo de autocrítica. No debemos ser ingenuos, pero también tenemos que buscar en nuestro pasado para explicar por qué estamos estancados o por qué ya no podemos sentir una conexión profunda con otras personas", concluye Kogonada.