Ursula nos confunde o nos engaña
El castigo que Bruselas pretende poner a Israel es ridículo como herramienta de presión frente a un genocidio en marcha

Ursula nos confunde o nos engaña
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Madrid
No hagan caso a la propaganda. Esta dice que hoy la Comisión Europea ha decidido proponer a los 27 Gobiernos de la Unión suspender parcialmente el acuerdo de asociación con Israel, en su aspecto comercial. No es así. No ha propuesto suspender todo el capítulo comercial de lo que es un acuerdo más amplio (inversiones, tecnología, ciencia). Si fuera eso significaría que Israel se quedaría sin intercambiar hasta 42.000 millones de euros anuales, un golpe serio a su economía, porque la UE es su principal socia.
Pero no. De entrada no afecta a lo que Israel compra a Europa, las importaciones. Solo afecta a una parte de lo que vende, las exportaciones israelíes. Y todavía peor, solo a pocas, en torno a un tercio de estas, 5.800 millones, mayormente de productos agrícolas. Y además no a toda esa cuantía, sino a un porcentaje en forma de arancel, un recargo de unos 227 millones. Nada de una cancelación de un flujo de 42.000 millones. Este es el castigo que pretende Bruselas. Ridículo como herramienta de presión frente a un genocidio en marcha, según que ayer certificó Naciones Unidas.
La presidenta Ursula von der Leyen había prometido al Parlamento Europeo hace exactamente una semana, literalmente: “una suspensión parcial del acuerdo de asociación sobre cuestiones relacionadas con el comercio”. Lo lógico era entender que se suspendía lo relativo al comercio, aunque no a lo demás. Pero a todo el comercio. No solo a una fracción mínima del mismo. Así que su promesa inducía a confusión, en el mejor de los casos. O nos engañaba, en el peor.

Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...




