Censura, dictadura
Donald Trump consigue suspender el programa de Jimmy Kimmel por mofarse de las reacciones de sus partidarios ante su muerte

Madrid
Cuando se implanta la censura, empieza la dictadura. Si agoniza la libertad de expresión, muere la democracia. Esto es lo que está ocurriendo en EEUU. Una censura generalizada, parecida a la terrible “caza de brujas” de los años cincuenta, el llamado macartismo. Entonces el senador Josep McCarthy perseguía, implacable y con métodos inquisitoriales --amenazas, chantajes y delaciones--, a cualquier sospechoso de simpatizar con los soviéticos. Pasaron por sus horcas caudinas cineastas, intelectuales, artistas, científicos. Fue la gran noche negra de la democracia americana.
Aquella pesadilla vuelve. El nuevo McCarthy se llama Donald Trump. El mismo, personalmente, se encarga de denunciar a quienes pretende eliminar en los medios de comunicación. Y logra que sus empresas los despidan. Hace unas horas lo ha conseguido con el cómico Jimmy Kimmel, de la televisión ABC, por una ironía, no en favor del asesino del activista trumpista Charlie Kirk, sino por mofarse de las reacciones de sus partidarios ante su muerte, presidente incluido. Hace una semana lo logró con otro presentador, el del programa nocturno de la CBS, Stephen Colbert. Y ha señalado en público como víctimas necesarias a los dos de las grandes cadenas que quedan, ambos de la NBC.
Otra del mismo club ultra, una política española que se dice liberal y de cuyo nombre es mejor no acordarse, denuncia como militantes de la kale borroka terrorista a los manifestantes que usan su libertad de expresión y manifestación contra el genocidio de Netanyahu. Promete la medalla de la comunidad que preside, a la Vuelta, que no supo gestionar su protesta. Igual que dio otra medalla a un tal Javier Milei, el de la motosierra averiada por la pobreza que ha creado. Todos esos acaban en la papelera de la historia. Pero a veces tardan.

Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...




