El viaje inolvidable de Nacho Ares a toda pastilla por el desierto: "Lo tengo grabado en la memoria"
El egiptólogo ha explicado cómo fue uno de sus trayectos más especiales

El viaje inolvidable de Nacho Ares a toda pastilla por el desierto: "Lo tengo grabado en la memoria"
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Madrid
El escritor y egiptólogo Nacho Ares ha sorprendido en Ser Aventureros con una de sus vivencias más locas. El leonés habló de uno de sus viajes más especiales con José Antonio Ponseti, quien le preguntó cuál era el lugar más especial para él de todos los que ha visitado.
Ares eligió el oasis de Barahiya, en Egipto, ubicado en el desierto Líbico, donde se encuentra el valle de las momias de oro, por ser una de las mayores concentraciones de momias intactas del antiguo Egipto.
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El egiptólogo comentó que a finales de los años 90 se descubrió allí ese oasis de las momias de oro, "una necrópolis de época grecorromana con un montón de momias, todas cubiertas de oro", y que un día decidió ver con sus propios ojos.
"El recuerdo que tengo de aquel viaje es lo difícil que fue encontrar un autobús que me pudiera llevar", explicó. Aunque hoy parece muy fácil, en una época en la que no había internet ni nada por el estilo, era una tarea cuanto menos compleja.
Ares relató que fue preguntando a unos y a otros, valiéndose del poco árabe que conoce, y recuerda especialmente el viaje de vuelta, que fue prácticamente de película.
"Una furgoneta blanca y sin luces"
"Era una noche de luna llena, iba en una furgoneta blanca, sin luces y a toda pastilla por el desierto", explicaba Ares, quien además incidía en que la furgoneta sí tenía luces, pero permanecieron apagadas por alguna extraña razón que, a día de hoy, aún desconoce.
La carretera, contaba Ares, "era un hilo negro de asfalto en el desierto Líbico", durante cuatro horas en las que el egiptólogo aseguró que estuvo mirando por la ventana embelesado, como "Armstrong visitando la Luna".
Ares destacó la hospitalidad de los egipcios, que en mitad del trayecto, durante una parada, le preguntaron si quería tomar o comer algo, por lo que siempre recordará este curioso trayecto como una auténtica aventura.

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