José Luis Rebordinos: "La historia nos ha demostrado que, ante el auge del fascismo y los genocidios, lo peor que se puede hacer es permanecer callado"

Al Festival de San Sebastián, al menos con José Luis Rebordinos al frente, no le asusta tomar partido, posicionarse, decir las cosas, ni las polémicas que puedan venir de ello. Defendió a Johnny Depp tras las acusaciones de su pareja que fueron a juicio. Defendió la libertad de expresión proyectando el documental en el que Jordi Évole entrevistaba al etarra Josu Ternera. Ahora, San Sebastián ha sido el único festival de categoría A en atreverse a condenar el genocidio en Gaza. Sin duda, lo que está ocurriendo en la sociedad marcará una edición del festival en la que, como cada año, hay mucho cine.

El responsable del Zinemaldía está muy satisfecho con lo preparado para esta edición, con una Sección Oficial en la que hay grandes nombres, como Claire Denis, Agnieszka Holland, Arnaud Desplechin y Edward Berger, combinados con películas más pequeñas que son muy interesantes y, por supuesto, con mucho cine español. La presencia de estrellas es notable, Collin Farrell, Matt Dilon, Stellan Skarsgard, Juliette Binoche y dos premios Donostia, el de la productora Esther García y el de la actriz Jennifer Lawrence.

Frente a la inacción del Festival de Venecia, San Sebastián ya ha condenado el genocidio en Gaza, ¿es difícil tomar estas decisiones? ¿Por qué decidieron que había que hacerlo?

No sé si es o no difícil, lo que sé es que con este tipo de declaraciones, tienes miedo de quedarte corto o de pasarte. Siempre para unos es poco, para otros es ir demasiado lejos. Creo que lo que está pasando en Gaza, para cualquier ser humano normal, es una barbaridad. Es tal la masacre, tal es un genocidio, que es muy difícil permanecer indiferente. Y creo que la historia nos ha demostrado que ante el auge del fascismo y los genocidios, lo peor que se puede hacer es permanecer callado. Este es nuestro altavoz, que al final es chiquitín, pero sé que, al menos, el día de mañana no nos arrepentiremos de no haber actuado. Hemos intentado ser coherentes y expresar lo que sentimos en un comunicado en el que, con la misma firmeza, condenamos también los secuestros y atentados de Hamas. La cosa es que eso comparado con el genocidio del pueblo palestino, pues se queda muy pequeñitos.

¿Habrá boicot cultural a Israel?

Nosotros condenamos a Hamás y condenamos al Gobierno de Netanyahu, pero no condenamos al pueblo judío. No creo en el boicot cultural, no lo he ejercido nunca, ni lo voy a ejercer, porque hay mucha gente en Israel también luchando contra el propio genocidio. No podemos hacer responsables a todos los ciudadanos de un país de lo que hacen sus gobiernos y por eso tenemos un ciclo dedicado a Lillian Hellman, una guionista judía que luchó contra el macartismo, es decir, por la libertad.

Mubi, plataforma y distribuidora financiada por un fondo de inversión que pone dinero también en una empresa armamentística israelí, va a presentar una película fuera de competición, Die my love, ¿temen que igual que ha ocurrido con la Vuelta a España haya protestas en el festival?

Cada uno puede expresar lo que quiera. Nosotros hemos estado hablando con algunas asociaciones pro palestinas. Hay algunos actos que se van a hacer o que es probable que se hagan. A nosotros lo que nos gustaría es que se pudieran ver las películas con normalidad. No es lo que les hemos expresado y en principio, con las asociaciones que hemos estado nos han dicho que su idea es esa, que realmente el festival pueda seguir y se pueda ver el cine. Luego, por supuesto, como te puedes imaginar, el día que se proyecte la película sobre la niña palestina asesinada por el ejército israelí, pues será un momento en el que, obviamente va a haber acciones.

¿El genocidio en Gaza y la respuesta de la sociedad civil y del mundo del cine han reabierto el debate sobre qué rol debe jugar un festival de cine?

La cultura tiene que ser un lugar, por un lado, que pueda unir a gente que piensa de manera diferente. Yo respeto a la gente que piensa de manera diferente. Yo tengo mi opinión y eso no quiere decir que sea la buena. Lo que pido al resto es que me permitan a mí también tener mi propia forma de ver las cosas. Creo un festival de cine tiene que ser un lugar de encuentro y de debate. Nosotros tenemos un departamento que se llama 'De pensamiento y debate', porque cada año traemos gente que habla de diferentes temas y establecemos un diálogo con el público, etcétera. Además, pienso que los festivales también que pueden ser lugares donde se puede avanzar en el conocimiento de nuestra sociedad. Creo que la cultura nos puede ayudar a muchas cosas, lo que pasa es que cuando llegas a un grado de locura como el que estamos viendo en Palestina, es muy difícil de entender que puede ayudar de alguna forma. Creo que todos sentimos una impotencia y una rabia muy grande. Yo admiro al pueblo judío por muchísimas cosas. Pero, desde luego, lo que está haciendo el Gobierno Netanyahu es un asesinato en masa y un genocidio que creo que es inadmisible. Lo está haciendo ante el ojo de todos, ante los ojos de todo el mundo.

Sobre la sección oficial, este año incluye nombres de veteranos del cine de autor europeo como Claire Denis, Agnieszka Holland, Arnaud Desplechin y Edward Berger, junto a propuestas de directores emergentes y el cine español, ¿cómo de difícil ha sido cuadrar todo este año?

En realidad, como el resto de años. A nosotros nos suele gustar que en la sección oficial haya una serie de nombres de esos que todos nos apetece ver su siguiente película y también propuestas diferentes. Nos gusta que haya algo de género, algo de cine social, algo de un cine divertido. Intentamos que sea una mezcla de todo eso, porque cuando lo hemos logrado nos ha funcionado bien, como ocurrió el año pasado. Es cierto, que a mí me hubiera gustado que hubiera alguna habido alguna ópera prima, segunda película más. Luego vosotros tendréis que ver si realmente tiene el nivel adecuado o no, pero de entrada creo que tenemos una programación muy apetecible.

¿Qué es aquello que no deberíamos perdernos ni pasar por algo, más allá de los grandes nombres?

Te voy a recomendar la película china en la sección oficial, porque es una película muy especial. Es una historia interpretada por los propios protagonistas: una mujer que ha matado a su marido maltratador y que sale de la cárcel tras haber dejado su niño de cinco años con la madre de su marido, al que ella ha matado. Y los tres protagonistas son los protagonistas reales de la historia. Y luego hay una película preciosa en Nuevos Directores, que es muy gozosa, The son and the sea. Va a encantar al público.

En esa sección oficial está el nuevo trabajo del belga Joachim Lafosse, que fue denunciado, hace meses, por actrices y trabajadoras por comportamientos tóxicos, ¿ha habido debate al incluirlo?

Lo primero, la película nos encanta. Hemos dicho mil veces que nosotros juzgamos películas y no a los que las hacen, que para eso está la ley. Y en este caso encima, Lafosse, que ha venido varias veces a San Sebastián, quiso hablar con nosotros. Estuvimos con él y con su productor en París, y nos explicaron la situación. Ha reconocido muchas de estas actitudes y comportamientos, está intentando hablar y pedir perdón a algunas de esas personas. Está en tratamiento psicológico y sobre este rodaje, todos los participantes nos han dicho que no tuvo problemas, que fue una balsa de aceite. Dicho todo esto, yo vuelvo a insistir que juzgamos películas, no personas, porque para eso están las leyes. Yo me siento incapaz de juzgar a ninguna persona ni de investigarla. No soy policía, no soy juez.

Dos premios Donostia este año a perfiles muy diferentes, por un lado a Esther García, lo que supone el primer galardón a una productora

Yo suelo comentar que a mí me gusta abrir puertas y cuando una puerta está abierta, el que quiere entra y el que quiere sale y el que quiere no hace nada, se queda al lado. Si la puerta está cerrada no puede entrar la gente ni salir. Entonces es por primera vez un premio Donostia a una productora. Eso abre la puerta a que los premios Donostia no solo sean actores, actrices, directores, directoras. Eso me gusta. Encima es a alguien a quien admiro tanto como Esther García. Creo que no hay mucha gente en el mundo del cine que yo, personalmente, admire tanto. Primero por todo su trabajo un poco silencioso con Pedro Almodóvar, con el cine latinoamericano, etcétera. Y luego porque la he tenido que tratar muchas veces, en situaciones divertidas y en situaciones no tan divertidas, y siempre me ha parecido una mujer tan increíble, una mujer que siempre está donde tiene que estar. Amable, generosa. Estoy feliz con ese premio y, de hecho, he de decir que es un premio que quería antes de llegar a la dirección del festival.

El otro premio es a la actriz Jennifer Lawerence que tan solo tiene 35 años, ¿no es un poco pronto?

Es una mujer que ha ganado ya un Oscar, que ha trabajado con muchos de los grandes directores, tiene muchísimos premios y encima es un símbolo, un icono para mucha gente joven. La cantidad de mensajes que he recibido desde el anuncio solo es comparable a lo que recibí cuando vino Johnny Depp, en este caso es gente muy joven que nos piden entregarle dibujos, conocerla. Esto me parece bonito, porque creo que es bueno que traigamos a la gente joven y ya dejamos claro hace un tiempo que los premios Donostia no son solo a toda una carrera, sino es a una serie de gente que pensamos que son ya parte del cine y que quedarán como parte del cine y que se los queremos dar cuando todavía están en pleno auge y en pleno momento álgido de su carrera.

Hay muchas visitas internacionales, muchas secciones, muchas películas, ¿No da la sensación de que es imposible abarcar todo el festival?

Todo el mundo sabe que en los festivales no se llega a todo, que un festival es una especie de gran supermercado con una serie de criterios, porque todo tiene que estar bien elegido, pero donde luego hay de todo para elegir. Nosotros siempre intentamos que haya una buena dosis de glamour, no nos obsesiona, pero siendo un festival de público sabemos que es importante. Yo estoy encantado de que venga Colin Farrell. Pero tan encantado como que venga Joaquín Trier. Para nosotros, toda esa gran cantidad de directores que vienen son clave en un festival que ama el cine, que defiende el cine. Igual todavía os damos alguna sorpresita, alguna presencia más.

Es su penúltimo año, encara su marcha del festival, ¿ha pensado en qué legado le gustaría dejar?

Creo que que hay cosas que hemos hecho muy bien, no solo yo, sino el equipo. No me preocupa demasiado el legado. Me lo pregunta mucha gente y, sinceramente, creo que vamos a dejar un festival mejor que el que cogimos. De la misma manera que el anterior equipo lo dejó mejor que al que sucedió. Estoy convencido que quien venga detrás mejorará lo que hemos. Entre otras cosas, hemos introducido las actividades de industria, hemos convertido el festival en un festival que dura todo el año, con una escuela de cine, con residencias de proyectos, etcétera. Yo quiero irme discretamente, hacer otras cosas y desearle lo mejor al que venga. No hay mucho más. La verdad es es sencillo. Me apetece venir ya sin obligaciones a ver cine y comentar las películas e incluso quejarme si no me gustan. Creo que es importante, en un momento determinado, ser consciente que tú ya no puedes aportar nada nuevo. Yo puedo gestionar el festival los años que haga falta mientras la salud me dé, pero yo no voy a aportar nada nuevo. Eso es ley de vida y creo que será bueno para el festival.