La ambigüedad no te llenará las urnas
Cada partido y cada líder deben asumir un grado de disenso interno, convivir con el 'bric-à-brac' de sus distintas sensibilidades

Ignacio Peyró: "La ambigüedad no te llenará las urnas"
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Los guerristas fueron durante mucho tiempo una almendra amarga en el PSOE, los sorayos ocuparon un poder muy vasto en el PP, y hasta el ala liberal de Vox -quizá un poco mitológica, eso es cierto- tuvo mando entre los suyos antes de que Abascal los mandara de cabeza de lista por las islas Chafarinas.
Cada partido y cada líder deben asumir un grado de disenso interno, convivir con el bric-à-brac de sus distintas sensibilidades. En teoría puede, además, funcionar: ganarás más votos cuantas más gentes distintas se sientan aludidas por tu mensaje.
En el PP también debería funcionar: Ayuso para los duros, Moreno para los centristas más blandiblú, y Feijoo como primus inter pares capaz de sumar energías y tutelar excesos de uno y otro lado.
El problema es que lo que debería ser un coro a veces es un griterío y, más que polifonía, lo que hay es confusión. Véase Gaza: son tantas las voces discordantes dentro del partido que ya no se sabe si el partido tiene una voz.
Feijóo acaba de salir ungido de un congreso: tiene toda la legitimidad para decir cuál es la línea y debería tener la autoridad para que los suyos la siguieran. Siquiera sea porque la ciencia política no registra ningún caso en la historia en que la ambigüedad llenara las urnas de votos.




