Código de Barras
Sociedad

"Los precios pueden llegar a incrementarse un 1.700%": ¿cómo sobreviven las colecciones por fascículos?

Las colecciones suelen comenzar con precios económicos para captar la atención de los consumidores

El precio de acabar una colección por fascículo

Madrid

Las colecciones por fascículos comenzaron a popularizarse en la segunda mitad del siglo XIX y, pese a la proliferación del comercio online y al poder del consumidor para obtener prácticamente cualquier cosa que se le ocurra, no han desaparecido. La clave reside, en gran parte, en el intenso trabajo que hay detrás de la ideación de estas colecciones, pero también en el marketing y los precios gancho: importes de salida que nada tienen que ver con lo que se paga en la adquisición del segundo o tercer tomo.

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En Código de barras, Fernando Bayo ha contado con Belén Manzano, directora de RBA Coleccionables, una de las tres editoriales en España que se dedican principalmente al negocio de las colecciones por fascículos.

Manzano ha explicado cómo se empieza a confeccionar una colección desde cero, y ha señalado que lo más importante es el equipo: tanto quienes están al tanto de las tendencias y pueden con ellas fabricar un coleccionable que se adapte al consumidor, como el equipo de marketing, que es quien consigue que el consumidor quiera comprar.

La directora de RBA ha explicado que "intentan que las colecciones sean largas porque tienen inversiones potentes, costes fijos altos... Y con las colecciones largas es más fácil amortiguarlos". Para ello, es necesario captar al cliente desde el precio.

"Normalmente siempre empezamos con un precio de oferta, lo que llamamos el cat price. Porque nos interesa que cuanta más gente conozca la colección, mejor; entonces más gente se quedará", contaba Manzano, quien ha incidido en que ese no es el precio definitivo.

Las colecciones por fascículos se sostienen, en gran parte, por ese incremento progresivo que explica el presidente de la Asociación Española de Consumidores, Miguel Ángel Ruiz, quien asegura haber comprobado en "maquetas de barcos, de vehículos o de naves espaciales un incremento de hasta el 80% cuando se venden por fascículos respecto a comprar el artículo en una tienda especializada".

Es el consumidor quien debe decidir

Ruiz, lejos de demonizar los coleccionables, cree que debe ser el consumidor quien valore pros y contras y decida adquirir los productos de una u otra manera. Sin embargo, ha destacado que los coleccionables por fascículos "tienen una publicidad muy importante y agresiva, con precios económicos en las primeras entregas que después se van incrementando de una manera considerable, y que en algunos casos llegan hasta el 1700% de incremento del precio en esa segunda y posteriores entregas".

El director de la Asociación Española de Consumidores explica que hoy por hoy hay "coleccionables que empiezan por 50 céntimos, un precio tremendamente competitivo, que engancha en esos primeros fascículos al consumidor", para luego subir el precio.

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