Alberto Rodríguez, el director que usa el thriller para escarbar en la España de ayer y de hoy

San Sebastián

Si hay un director en el cine español que ha sabido darle una dimensión política y social al thriller es Alberto Rodríguez. Junto a su guionista Rafa Cobos, ambos han recorrido la historia y la vida de nuestro país en títulos como en Grupo Siete, donde indagaron en los olvidados de la Expo de Sevilla, La isla mínima, sobre la impunidad de algunos durante la Transición, El hombre de las mil caras, sobre la corrupción y el despilfarro del gobierno de Felipe González, Modelo 77, de nuevo sobre los flacos sueltos de nuestra incipiente democracia. Este año, Alberto Rodríguez, habitual del Festival de San Sebastián, trae al certamen dos proyectos, nueva película con la que compite por la Concha de Oro, Los tigres, y una serie de televisión, Anatomía de un instante, sobre el 23F. “Es raro”, reconoce el director. “La película ha llegado de manera, digamos, natural. Y la serie, que es un encargo de Movistar, ha terminado encontrando también su sitio”. Es la primera vez que estará el festival al completo. “Nunca he podido ver películas, lo hicimos con el Factor Pilgrim, la primera película que presentamos, en aquel momento éramos ocho y nos metimos los ocho en la habitación de un hostal y allí no sé como conseguimos dormir y ver pelis. Tenía 29 años y era otra cosa”.

Ahora es uno de los directores más importantes del cine español, como demuestra con estos dos proyectos. En Los Tigres vuelve a Andalucía, a esos paisajes llenos de contrastes, como las marismas de La Isla Mínima, poco observados por el turista. “Yo veraneo cerca de la de la petroquímica, en una playa que está a 15 kilómetros, y siempre que pasaba por allí me sorprendía que en un lado, está el mar como un paraíso, y al otro la representación de lo que ha hecho el hombre. Es magnético”. Un paisaje en la ría de Hueva que obsesiona a él y a Cobos desde hace tiempo. “Escribimos una historia en la que había unos chavales que primero iban a ver Blade Runner al cine, porque se ambientaba en los 80, y luego huyendo de la policía, acababan en frente de la petroquímica y pensaban que habían llegado al futuro, porque la estética es como la ciudad de la película”. Empezaron por ahí y al final acabaron acercándose al buceo profesional, una actividad que se desarrolla en la zona y que es a lo que se dedican los dos protagonistas, Antonio de la Torre y Bárbara Lennie.

“Es algo interesantísimo y creo que hay pocas películas que traten esto y muy pocas que lo traten con cierta verdad. Nos hemos embarcado unas cuantas veces, hemos terminado conociendo unas cuantas tripulaciones y muchos buzos. Y creo que hay algo de ese espíritu, de esa pasta especial de la que están hechos, porque no cualquiera vale para para una situación así, que nos interesaba contar, donde está lo peligroso, la concentración y el respeto”. Los dos personajes son dos hermanos que se dedican al buceo, como su padre, que ya no vive. Antonio de la Torre, que estaba en el proyecto desde el inicio. “Una especie de hombre anfibio, de titán que es capaz de sumergirse con un buzo. Conocimos a un tipo así, capaz de estar cinco minutos debajo del agua esperando que pasaran las corvina para disparar. En el caso del personaje, todo lo que hace debajo del agua lo sabe hacer, pero una vez que sale a tierra es un desastre absoluto. De hecho, desde que empieza la película hasta que acaba, no toma ni una sola decisión correcta. Cuando ya no puede más cede a su hermana la capacidad de decidir sobre cómo van a hacer y es cuando la cosa se arregla un poco”. Entre las cosas que hace mal está no pagar la pensión a su ex pareja y a sus hijas o tomar la decisión errónea para ganar dinero, coger un fardo de droga pensando que no habrá consecuencias. Esa es la trama de thriller que envuelve a una película con muchas y muchas capas.

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“Es una especie de trampantojo. Parece de primera que estás hablando de una cosa, pero si realmente vas quitando capas, te das cuenta de que puedes seguir quitando, porque estamos hablando de más cosas. No solo nos interesaba hablar de la droga, que creo que es lo que menos, nos interesaba más el día a día de estos buzos y la historia íntima y personal de los dos hermanos”. El retrato de la profesión está hecho con un cuidado extremo, mostrando la dureza de un oficio, la precariedad y el compañerismo. Sobre los hermanos, sobresale el personaje de Bárbara Lennie. “Es alguien que ha estado siempre mediatizado por un pequeño accidente y también por ser mujer, y ocupaba siempre un segundo plano y ha necesitado dedicar mucho tiempo a otras cosas”.

Los Tigres es la primera coproducción del director con Francia, que ha rodado en Huelva, en Ciudad de la Luz en Alicante y en Algeciras, con un equipo internacional para rodar fuera y dentro del agua. Ese era el gran reto de la película, muy diferente al que ofrece Anatomía de un instante, un encargo de Movistar Plus, a través de Domingo Corral, para adaptar la novela de no ficción de Javier Cercas sobre el Golpe de Estado del 23F. “No lo quería hacer porque no quería otra vez hablar de la Transición”, reconoce el director que mejor ha mirado a ese periodo histórico fundacional de nuestro presente. “Me leí el libro y fui descubriendo una cosa muy interesante que es esa recreación en la ficción jugando con la historia y que tenía a unos personajes muy poliédricos”. Los personajes dividen los cuatro capítulos. Adolfo Suárez, “un falangista que termina legalizando el Partido Comunista, lo que no deja de ser contradictorio. Santiago Carrillo, exiliado 40 años y que termina pactando con un falangista. Gutiérrez Mellado, un general golpista que quiere parar el golpe. “Es interesante porque yo creo que la gente no lo sabe, la gente o lo ha borrado de su memoria o simplemente nunca lo ha sabido”.

El 23F es un tema controvertido, porque la historia oficial, o oficiosa, es la única queja contado el golpe. El gobierno sigue sin desclasificar lo ocurrido y no sé sabe realmente todo lo que pasó. “Lo que pasa es que a mí lo que me interesa de como te digo es esta ficción. O sea que aunque en el fondo puedas construir la historia desde ordenando simplemente los acontecimientos, lo que contamos es verdad. Que yo sepa todo al 100% nada es mentira. Si hay otra realidad paralela no rompe lo que decimos”, insiste el director que destaca la labor de documentación histórica de Rafa Cobos y de Fran Araújo para esta miniserie de cuatro capítulos, como decíamos, cada uno dedicado a un personaje salvo el último, que centra el juicio a Tejero, Armada y compañía.

Cercas partía en su relato de ese instante en el que Tejero irrumpe en el Congreso de los Diputados y los protagonistas que jugaron un papel crucial antes, durante y después de ese día, se miran.”Es algo, esos 30 minutos que hay de grabación, que puedes verlo una y otra vez y siempre encuentras algo nuevo”. En el mismo hemiciclo han rodado. “No fue fácil conseguir los permisos”, reconoce. Tampoco pudieron meter pistolas. Eso tuvieron que recrearlo en un plató. “Había que dar contexto, porque sí teníamos claro que la gente más joven no conoce esto, y había que acercarlo, pero luego el tono fue más libre y empezó a tener ese humor que tiene Falete”, dice sobre el estilo de Rafa Cobos.

Eduard Fernández es Carrillo; Álvaro Morte, Suárez, Manolo Solo hace de Gutiérrez Mellado, David Lorente de Tejero y Miki Esparbé del Rey Emérito. “Estoy muy contento con el trabajo de todos, pero también porque el rodaje ha sido muy distendido, todo el mundo ha puesto mucha energía y mucho foco en lo que estaba haciendo, que no es fácil en series que se ruedan en prácticamente dos meses y medio”. Anatomía de un instante se verá el próximo viernes aquí en San Sebastián y en noviembre llegará a Movistar Plus, no parece que de aquí al estreno los documentos clasificados sobre lo ocurrido vayan a aparecer.