Lo mejor es enemigo de lo bueno
¿Para qué aprender a hacer las cosas bien si te consideran un genio haciéndolas mal?

Ignacio Martínez de Pisón: "Lo mejor es enemigo de lo bueno"
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Madrid
Lady Gaga se ha convertido en la imagen oficial de una conocida cadena de perfumerías, así que no nos libraremos de verla a todas horas en los anuncios. La pregunta es: ¿quién se dejaría recomendar un perfume por alguien a quien le gusta ponerse vestidos hechos con carne de ternera y taparse la cabeza con chuletones? Parece el título de un libro de Oliver Sacks: La mujer que confundió un chuletón con un sombrero. Al segundo día que repita sombrero, seguro que huele a rancio y se le llena de moscas.
Una mujer como ella, que no sabe actuar, que baila como un pato mareado y que canta, sí, un poco mejor que Sergio Ramos lo tiene todo para triunfar y forrarse. Porque ¿dónde está escrito que uno tenga que ser bueno en lo que hace? Pasó el tiempo de los virtuosos, de los artistas que son los mejores en lo suyo. Estamos en el tiempo de los que no saben hacer la o con un canuto, pero son buenos en el ejercicio de la autopromoción y la excentricidad calculada.
Todo empezó con Andy Warhol, que fue el que descubrió que lo mejor es enemigo de lo bueno. ¿Para qué aprender a hacer las cosas bien si te consideran un genio haciéndolas mal? Warhol no sabía pintar y se forró vendiendo como pintura sus fotocopias en color. No sabía hacer cine, pero eso no le impidió hacer aburridísimas películas de más de cinco horas. No sabía escribir, pero publicó un montón de libros, incluidos unos diarios en los que anotaba hasta los dólares que gastaba en taxis. Si un inútil como él triunfó haciendo cosas que no sabía hacer, ¿por qué no iba a triunfar también Lady Gaga?




