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El cine argentino se hace fuerte en San Sebastián: de la lucha feminista de Dolores Fonzi a la mujer disociada de Milagros Mumenthaler

Las directoras presentan sus nuevos trabajos en la sección oficial de San Sebastián. 'Belén', un drama basado en la historia real de una joven encarcelada por un aborto espontáneo, y 'Las corrientes', una sugestiva exploración de la identidad y las herencias con un mujer en trance

Dolores Fonzi, Leticia Cristi, Camila Plaate, Julieta Cardinali y Laura Paredes presentan 'Belén' en el Festival de San Sebastián (Photo by Carlos Alvarez/Getty Images) / Carlos Alvarez

Dolores Fonzi, Leticia Cristi, Camila Plaate, Julieta Cardinali y Laura Paredes presentan 'Belén' en el Festival de San Sebastián (Photo by Carlos Alvarez/Getty Images)

San Sebastián

Frente a todas las embestidas del gobierno ulturaderechista de Javier Milei, el cine argentino no solo resiste sino que demuestra el poder de contar historias como una forma de activismo. Un ejemplo es Belén, la segunda película como directora de la actriz Dolores Fonzi, un drama en el que rinde homenaje a las mujeres que abrieron camino para las multitudinarias protestas que llevaron a la legalización del aborto en Argentina. "Si algo tiene Argentina es que sabe cómo rearmarse, resistir y volver a inventarse. Es un poco cansado, pero cuando hay gente sin alma al mando de un país pasan estas cosas y no creo que sea casualidad", avisa Fonzi.

La directora rescata la historia real de una joven que fue ingresada con un fuerte dolor abdominal en un hospital de la región de Tucumán en 2014. Tras ser atendida e intervenida, la chica se despertó esposada y acusada de haberse provocado un aborto, cuando ni sabía que estaba embarazada. Ahí empezó un calvario judicial que la llevó a estar dos años en prisión preventiva y a ser condenada a ocho años de cárcel por homicidio agravado. Fonsi conoció el caso cuando rodó Paulina, película de Santiago Mitre, donde ya se trataba el tema del aborto. La película, protagonizada por Camila Plaate y por la propia Dolores Fonzi en el papel de la abogada Soledad Deza, narra la lucha de un grupo de mujeres por hacer justicia y por movilizar a la opinión pública para liberar a esta joven y demostrar que había sufrido un aborto espontáneo. "Fue en 2016, y ahí me enteré del caso de esta chica, de Belén, por las agrupaciones feministas con las que yo había contactado con Paulina. Por eso, yo saqué un cartel en apoyo a Belén cuando me premiaron por ese papel. Eso ayudó al caso", nos dice la actriz, que conoció a la verdadera Belén, que usa una identidad distinta, como se explica en la película.

Con los mimbres clásicos del drama de historias de superación que desafían al sistema, Dolores Fonzi arma una película emocionante y combativa que rinde, de alguna forma, homenaje a todas esas mujeres que se levantaron para decir basta y exigir dar pasos en la legalización del aborto. "Cada material pide algo distinto. Pero para mí, es lo humano lo que convierte a una película en universal. Partir de un mundo privado o íntimo y convertir eso en algo universal. En Blondie se daba entre el humor y la humanidad de los personajes y de cómo la vida les atraviesa. Para mí, era necesario en esta película poder reírnos también de nosotras mismas. Más allá de la angustia, la desesperación o el trabajo de militancia, que se mostrara también la vida de estas mujeres", explica sobre su personaje, una abogada con una vida convencional a la que este caso le cambia por completo. "Pusimos todos los artilugios del cine para lograr que la película se volviese épica, darle una gran entidad para elevar el caso, porque por mucho que sea un caso real, si la película es mala, nadie se entera", añade la directora que ha tenido mucho más recursos que en su ópera prima para esta historia que retrata un momento concreto de Argentina y de su movimiento feminista. "Era fundamental que quedara claro cómo se fue armando todo. Desde un gesto individual que se vuelve colectivo. De eso se fue congregando a más personas y acabó en la Ola Verde de 2020 donde ya el aborto se convierte en ley".

Una preciosa forma así de reivindicar también la memoria de esas activistas que precedieron a las históricas marchas por la legalización del aborto. La directora muestra no solo la lucha social por intentar implicar a todo el país, sino también cómo es necesario dar la batalla mediática contra todos esos tertulianos casposos que campan por las televisiones legislando sobre el cuerpo de las mujeres. "Yo también iba mucho a la tele en esa época", nos cuenta la actriz que se convirtió en una feminista más intentando debatir con quienes negaban el derecho de las mujeres a decidir. "Era terrible, porque tenías enfrente a esos personajes siniestros y era difícil no enojarse en vivo en el programa de televisión o no pelearse con gente bastante siniestra. Hay muchos periodistas reales que podrían reconocerse en el que retratamos en el filme", reconoce Fonsi que se muestra algo esperanzada con la situación del cine argentino, que en el pasado año no recibió nada de apoyo económico institucional por parte del gobierno de Milei. "Hay mucha gente sin alma en el mundo en este momento que comanda muchas operaciones de las cuales estamos siendo víctimas. Toda esta política de vaciamiento va a terminar con este gobierno y cuando haya que recuperarse, estaremos ahí como siempre, acostumbrados a pelear".

El estreno de Belén en competición por la Concha de Oro coincide con otra película argentina, 'Las Corrientes', de Milagros Mumenthaler. Una historia de una mujer disociada entre su cuerpo y su mente, su pasado y su presente. Fue en Suiza, donde la directora ganó con su película anterior en el Festival de Locarno, donde tuvo la idea inicial de este filme. "Tuve como una imagen, una visión de esta mujer arrojándose al agua helada. Eso me hizo preguntarme si era un acto consciente, inconsciente, si tenía familia y empecé a desarrollar el guion desde la imagen", explica la directora.

Cuenta la historia de Lina, una estilista argentina de 34 años, se deja llevar por un impulso repentino tras una entrega de premios en Suiza y se tira al río. De regreso a Buenos Aires, no dice nada, pero algo ha cambiado en ella; algo que desentraña un pasado que creía controlar. "Me interesaba reflexionar sobre si es posible parar, cambiar de vida, porque cada uno se debe hacer cargo de su mochila, de esas decisiones que fue tomando. De fondo está la idea de cómo transitamos una vida y de cuántas veces podemos detenernos o de si hay posibilidades de bifurcar".

Isabel Aimé González Sola es la protagonista de una historia que explora el trauma femenino, la enfermedad mental y la herencia entre madres e hijas. "No me interesaba dar un diagnóstico, pero sí mostrar que pasaba algo. Lo que cuenta un poco la película son a las personas frágiles. La madre es muy frágil y seguramente esa fragilidad provocó un abandono en la hija, que ahora tiene miedo a hacer lo mismo, a replicar ese comportamiento con su propia hija".

Todo imbricado en la idea del agua. "Es un elemento que por un lado, da la idea de las corrientes submarinas que van por distintos lados, como este personaje que tiene distintas ramificaciones, y luego el agua como un lugar relajante donde el cuerpo tiene otro peso". El cuerpo cumple una función importante en este relato. Es el que avisa de que algo no va bien, es el que sufre esa disociación con la mete y la identidad. "El desafío de la película era cómo representar los estados más íntimos y los pensamientos íntimos".

 

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