Jon Sistiaga denuncia el memoricidio en Gaza: "Lo que no se cuenta, se pierde"

El periodista Jon Sistiaga ha pasado más de media vida describiendo la realidad de los conflictos de todo el mundo desde la primera línea. El natural de Irún ha pasado por Irak, Ruanda, los Balcanes, Irlanda del Norte o Afganistán. Pero a sus 58 años, el vasco ha confesado en el último programa de SER Aventureros que ahora se encuentra en una fase vital en la que le apetece volver a los lugares a los que ya ha viajado, para conocer su "parte luminosa".

Pero Sistiaga tiene claro que si tuviera 30 años menos no dudaría en regresar a Palestina. El periodista ha denunciado la situación en Gaza y ha lanzado un alegato a favor de recordar lo que le está pasando al pueblo palestino. A lo largo de los años cubriendo este conflicto recurrente, ha generado una gran red de amistades y contactos que ahora le escriben mensajes asegurando que "nos están masacrando".

Las tensiones generadas entre el Estado de Israel y los territorios ocupados llevan arrancando guerras en la zona desde hace más de 70 años, y Sistiaga, a pesar de haber estado en algunos de los lugares más peligrosos del mundo, afirma que es "el conflicto más loco que yo me he encontrado". Y es que la deshumanidad y el abandono a la población palestina lleva años conmoviendo al mundo.

"Es un lugar donde estás en un hotel de cinco estrellas. Te levantas por la mañana, te tomas tu tortillita, tu café con leche, en la buena zona de Jerusalén. Te coges el coche, te coges el chaleco antibalas, el casco, compruebas las baterías y te vas a 10 kilómetros y, de repente, estás en otro mundo", explica. Sistiaga asegura que, al otro lado, los palestinos reciben a los periodistas con los brazos abiertos, suplicando que cuenten al mundo su situación y no les abandonen.

El memoricidio

Durante años, el pueblo palestino ha visto como la población judía miraba a otro lado para no ver lo que su gobierno llevaba a cabo en su región. "Sales lleno de mierda, de olor a gasolina, olor a muerte, los ojos rojos del gas que te han tirado, la cara negra del humo de los neumáticos. Llegas al lado del hotel, donde hay una pedazo de discoteca con uno de los mejores DJs de Europa cobrando esa noche pues 500.000 por dar la sesión. Hay 800 personas bailando y saltando de espaldas a lo que acabas de ver tú, porque ellos no, porque viven de espaldas", insistía.

Es por esto que Jon Sistiaga ha lanzado un alegato para no olvidar a las víctimas. "Parte del genocidio es no solo masacrar a todo el mundo y obligarles a irse de sus casas y a moverse de sus lugares, sino además eliminar su rastro", decía, recordando que la destrucción ha eliminado también sus monumentos, el nombre de sus calles, de las clínicas de reproducción con embriones palestinos o sus mezquitas, donde guardan las partidas de nacimiento.

"El memoricidio consiste en esto, en el eliminar el rastro de cada una de las personas a las que quieres borrar de la faz de la tierra. Si te cargas hasta los monumentos, si te cargas restos arqueológicos que demuestran que Gaza está habitada desde hace 300 años, te cargas la posibilidad de demostrar que allí hubo personas que vivían, viajaban, crecían, se alimentaban de lo que podían y morían allí desde el tiempo inmemorial", añadía.

El periodista asegura que este es uno de los motivos por los que el gobierno de Benjamin Netanyahu se resiste a que los periodistas internacionales entren en la Franja de Gaza. "Lo que no se cuenta se pierde, y cuanto más se pierde, más se entierre en toneladas de escombros, mucho mejor. Porque a lo mejor resulta que no son 60.000 los muertos, sino muchos más", sentencia.