Trump es un tigre de papel

Madrid

Donald Trump es un tigre de papel. Se arruga y retrocede. Pero solo si no se le tiene miedo; solo si se le resiste desde distintos rincones; solo si se le afronta y enfrenta con firmeza; solo si se emplean altavoces y persistencia, como él despliega desde la ventajista plataforma de la Casa Blanca, el corazón del imperio mundial.

Hoy tenemos un ejemplo, y además muy valioso porque es doble y es institucional. Tanto la Agencia Europea del Medicamento –que depende de la Unión Europea-- como la Organización Mundial de la Salud –que está adscrita a la ONU— han desautorizado categóricamente al magnate. A cuenta de su ataque contra el paracetamol, en el que afirmó que su ingesta en los embarazos produce autismo a los futuros bebés. “La evidencia científica no ha encontrado ningún vínculo” entre el paracetamol y el autismo, ha afirmado la agencia europea. Los vínculos entre ambos “son inconsistentes” ha duplicado al portavoz de la organización mundial. Como todo fármaco hay que tomarlo con precaución, y más en fases delicadas de la salud. Sí. Pero jamás negar los medicamentos legalizados. La desinformación producida por el negacionismo sanitario trumpista acaba de recibir un fuerte palmetazo.

Ayer tuvimos otro: la presión de ciudadanos, ligas de defensa de los derechos humanos, intelectuales y periodistas lograron que la cadena de televisión ABC restituya al cómico Jimmy Kimmel a su legendario programa de alta audiencia por las noches. Fue especialmente eficaz la solidaridad de sus colegas y a la vez competidores del resto de las cadenas. Otro mazazo contra la inquisición del aspirante a dictador.

Y seguimos con el goteo de las declaraciones formales de reconocimiento del Estado Palestino, lo que va aislando al gobierno genocida de Netanyahu. Y a su patrón, el actual inquilino de la Casa Blanca. Los tigres de papel son vulnerables.