El amor como una forma de resistencia: la historia de la foto de Estefanía y sus hijas en plena batalla contra el cáncer de mama
'La mirada del paciente', elaborado por Cinfa, visibiliza, a través de fotografías y textos, las historias de quienes sufren una enfermedad y de aquellos que les acompañan
Estefanía Camilo junto a sus hijas. Fotografía de José Ignacio Rodríguez Rubiales a favor de la Asociación Oncológica Extremeña (AOEX).
Madrid
Cada 24 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Investigación contra el Cáncer. Una enfermedad que registra cerca de 30.000 nuevos diagnósticos al año, según la Sociedad Española de Oncología Médica, y que esconde cientos de historias. El libro solidario La mirada del paciente, impulsado por Cinfa, busca dar visibilidad a esos testimonios, a través de las imágenes de aquellos que conviven con la enfermedad y quienes los acompañan.
El amor como una forma de resistencia: la historia de la foto de Estefanía y sus hijas en plena batalla contra el cáncer de mama
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En una de sus fotografías más conmovedoras, La fuerza de los hijos, nos hablan de Estefanía Camilo, de 35 años, en plena batalla contra un cáncer de mama, acompañada por sus dos hijas. La pequeña, brocha en mano, le acaricia el rostro con la ternura de quien cuida sin saberlo, mientras su hermana observa en silencio. Una imagen que no solo retrata un momento, sino una forma de resistencia: la del amor cotidiano frente a la adversidad.
Camilo descubrió que padecía cáncer de mama en 2022. Un día, al ponerse la camiseta, se notó un bulto en el pecho. Entonces tenía 32 años y dos niñas pequeñas. "Pasé mucho miedo", ha contado en La Ventana. Empezó entonces la carrera de fondo: tuvo que someterse a una operación, recibió quimioterapia, inmunoterapia... Fue, decía Camilo, enfrentarse a una montaña rusa constante. "Había días normales, días malos y días muy malos. De todo", confesaba.
La foto que aparece en La Mirada del Paciente se tomó en 2023, cuando llevaba ya tres sesiones de quimio. "Todo lo que quería era ver la foto cuando ya estuviera curada", ha recordado. En ese momento, su preocupación era cómo contárselo a sus hijas, que tenían 7 y 4 años. "Había sentimientos que no se pueden disimular en casa", ha explicado.
Primero, les contó que le había nacido "un bichito malo" en el pecho y que había que matarlo con un jarabe "muy fuerte" que haría que se le cayera el pelo. "Yo pensaba que lo estaba haciendo fenomenal", contaba la paciente. Sin embargo, los psicólogos le recomendaron que dejarla de hacerlo así porque acabaría haciéndole daño. "Nos dijeron que nombráramos directamente del cáncer y que habláramos de él en casa, que lo normalizásemos", explicaba.
Han sido las niñas más buenas y valientes del mundo, decía Camilo. Ella trataba de no trasmitirles sus miedos e inseguridades, cosa que solo hablaba con Óscar, su marido y uno de sus principales apoyos. En sus ojos, mamá era "fuerte". Lo más difícil era cuando, después de escuchar ciertas cosas en el colegio, le preguntaban si se iba a morir. "Tuve que decirles la verdad, reconocer que no lo sabía. Los niños son más fuertes de lo que pensamos. Me han dado una lección de vida", resaltaba.
A la hora de enfrentar la enfermedad, lo más duro de trabajar es la parte mental. "Me encuentro peor ahora que cuando me estaba tratando con la quimioterapia. No es lo mismo tratar una dolencia que un tratamiento psicológico, que tiene que ir acompañado de una fuerza de voluntad", expresaba.
Lydia Ramón Espinosa de los Monteros
Graduada en Periodismo por la Universidad de Valencia y Máster en Periodismo por la Escuela UAM - EL...
