Maruja Torres tira de imaginación y es más Maruja Torres que nunca: "Vamos a suponer que tengo un vecino que me deja una mierda cada mañana"
Mi sentido común me indica que quien polariza es aquel que sigue cagando su mierda y poniéndola en mi puerta. Y que, de pura impotencia, tiene hasta polarizaciones nocturnas

Maruja Torres: "Polarizaciones nocturnas"
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Madrid
Cada vez que escucho o leo que existe polarización por las dos partes, desenfundo mi sentido común. Vamos a suponer que soy copropietaria de un piso que comparto con gente afín, premisa falsa porque estoy sola y de alquiler (por cierto: dejadme en paz, furibundos anti-pensionistas). Y vamos a suponer que tengo un vecino en el mismo rellano que me deja una mierda en la puerta cada mañana (lo cual también es imaginario porque mis vecinos reales son encantadores).
Pero vamos a suponerlo, así como que en cada reunión de la escalera el mencionado individuo de mi fantasía me llama hija de puta, afirma falsamente que mi suegro tenía un burdel y alienta a expulsarme de la vivienda que he conseguido tras haber formado coalición con mis compañeros de ruta. Vamos a seguir suponiendo que el tal vecino vocifera por las calles, en tiendas y mercados e incluso en farmacias, que hay que sepultarnos en una fosa, a mí y a mis colegas de cohabitación.
Más suposiciones. Un día me canso y en lugar de recoger la mierda y arrojarla silenciosamente a la basura, la mando a un laboratorio. Allí la convierten en una mascarilla para el cutis con la que embadurno finamente el rostro del insultante, reunión tras reunión, encuentro tras encuentro.
Devolviéndole, aunque sin ser soez, su propia mierda. ¿Me he polarizado, queridas niñas y niños? No. Mi sentido común me indica que quien polariza es aquel que sigue cagando su mierda y poniéndola en mi puerta. Y que, de pura impotencia, tiene hasta polarizaciones nocturnas.




