Esto era la motosierra
Desde el principio Milei se olvidó de que el objeto de la economía es la “buena vida” de los ciudadanos, no los instrumentos para conseguirla

Madrid
No hay en el mundo dos dirigentes más parecidos que el americano Trump y el argentino Milei. Ambos se deshacen en elogios al otro. Son líderes verdaderamente fantásticos y poderosos.
Milei llegó a la Casa Rosada con la motosierra y aplicando un ajuste de consecuencias bíblicas. Todos los vulnerables salieron perjudicados para que el país volviera a un cuadro macroeconómico ortodoxo. Y al revés, los beneficiados de esa política fueron los poderosos.
Para ponerlo en marcha se apoyó en el deterioro que ha sufrido el peronismo, después de tantos años de abusos y excesos, y en la presencia de la corrupción en la política argentina.
Pero ese deterioro y esa corrupción han alcanzado pronto a Milei. Tuvo una estrepitosa derrota en las elecciones locales de Buenos Aires hace un mes, y su poderosa hermana es objeto de cánticos despreciativos en las calles.
Desde el principio Milei se olvidó de que el objeto de la economía es la “buena vida” de los ciudadanos, de la que hablaba Keynes, no los instrumentos para conseguirla.
Ahora, cuando apenas falta un mes para las elecciones legislativas nacionales se ha olvidado del laissez faire y de la libertad de los mercados, y ha ido a buscar el ancla del emperador en forma de dinero. Para que éste le apuntale, no permita que su siamés le deje en la estacada y pase a la historia simplemente como un payaso.

Joaquín Estefanía
Es periodista, exdirector del periódico 'EL PAÍS' donde sigue firmando columnas. También colabora en...




