Internacional

El presidente palestino pide ante la ONU que se ponga fin "de manera urgente" al genocidio en Gaza: "Ha llegado la hora de que el mundo haga lo correcto"

El presidente de Palestina comparece ante Naciones Unidas tras en un ambiente de máxima tensión por el genocidio en Gaza y el reconocimiento internacional de Palestina

Palestina comparece en la Asamblea General de la ONU

Madrid

El presidente de Palestina, Mahmud Abbas, ha comparecido este jueves ante la Asamblea General de la ONU, donde en los últimos días ha habido una oleada de reconocimientos de Palestina como Estado por parte de países occidentales como Reino Unido, Canadá, Australia, Portugal y Francia, entre otros.

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Abbas ha pedido que se ponga fin "de manera urgente" al genocidio en Gaza y ha instado a todos los estados que no lo han hecho que reconozcan "el estado de Palestina" y que "apoyen su participación como estado de pleno derecho".

"Nuestro pueblo no olvidará esta postura noble que han tomado quienes sí lo han reconocido. Queremos enviar un mensaje claro: no hay paz sin justicia, y no hay justicia si Palestina no es libre. Queremos vivir en libertad, seguridad y en paz en un estado soberano", ha asegurado.

Abbas ha señalado que hay que dejar de usar "el hambre como arma de guerra" y ha instado a la comunidad internacional a que "haga lo correcto". "Ha llegado la hora", ha afirmado.

Aunque Palestina tiene el estatus de Estado observador no miembro en la ONU desde 2012, su ingreso pleno como Estado miembro requiere la aprobación del Consejo de Seguridad, donde Estados Unidos —aliado entregado de Israel— podría ejercer su veto.

Abbas, vetado presencialmente por EEUU

Otro elemento clave es que Abbas no ha comparecido de forma presencial en la Asamblea General de la ONU, ya que le fue denegado el visado de entrada a Estados Unidos. En ese contexto, la Asamblea aprobó que él participe por videoconferencia, con un respaldo amplio (145 votos a favor, 5 en contra y 6 abstenciones) para permitirle dirigirse al foro internacional, aunque no pueda estar físicamente presente.

Así, su discurso llega en una situación simbólica potente: mientras su presencia física es bloqueada en el epicentro diplomático, muchos Estados buscan darle espacio para expresar sus demandas frente al mundo.