Diego Martín: "Quise volver a trabajar con los hermanos Caballero cuando leí el guion de 'Muertos 'S.L'"

Madrid

Uno de los trabajos que ha marcado la trayectoria de este gatopardo es su interpretación como Carlos en 'Aquí no hay quien viva'. La serie de los hermanos Caballero se emitió de 2003 a 2006, pero ha resultado ser historia de la televisión en España. Forma parte de varias plataformas digitales, canales de televisión la siguen reponiendo y la gente no la olvida: "Recuerdo cuando terminábamos de rodar a las tantas, con dos horas de sueño y odiábamos cualquier cosa que tuviera que ver con ellos. Pero todo cambiaba cuando de repente, a las tres de la mañana, te enviaban una separata que era una genialidad". El actor cuenta que cuando los Caballero le ofrecieron formar parte de 'Muertos S.L.', no pudo decir que no: "Es hora de volver a trabajar con ellos".

Diego Martín nunca tuvo vocación por la interpretación. Estaba estudiando Derecho cuando vio la representación de 'El Avaro', de Molière, en la Universidad, y ahí ocurrió algo que no termina de creer: "No quiero caer en esa cursilada de "la profesión te elige", pero sí que hay algo cierto a nivel terrenal. Es tan complicada que o te elige y te permite desarrollarte en ella, o hay poco que hacer por mucho que insistas".

"Después de una larga trayectoria como actor, ¿te bajarías del carro y te dedicarías a otra cosa?", pregunta Mara Torres. "No es algo sin lo cual yo no pudiera vivir, me gustan muchas cosas, pero a veces miro con cierto complejo a los compañeros que dicen que la profesión es una parte fundamental de su vida".

Hay recuerdos, que aunque no los pensemos demasiado, la nitidez de la imagen cuando vuelven a nuestra cabeza es de máxima calidad. Eso le ocurre a Diego Martín (Madrid, 1979) cuando vuelve a las tres de la tarde del 16 de noviembre de 1989. El Telediario abrió con la noticia del asesinato de seis jesuitas en El Salvador a manos del Ejército. Entre ellos estaba su tío, Ignacio Martín-Baró. Diego tenía quince años: "Mi tío Nacho estaba en primer plano, fue terrorífico. Era una persona con una mente brillante, jesuita, misionero, con la carrera de psicología y psicología política y tenía una gran afición por la magia. No venía muy a menudo, pero los momentos que vivimos con él dejaron huella".