Alauda Ruiz de Azúa: "El cine es un espacio de reflexión y debate. La ficción es un sitio seguro en un mundo con mucho ruido"

San Sebastián

Alauda Ruiz de Azúa llegó al cine después de cumplir los cuarenta años. “Durante mucho tiempo el cine fue para mí un acto de fe absoluta. Yo hice mi primera película a los 40 años y después de haber soñado durante muchísimo tiempo con hacer cine y que no pareciera una realidad. Las vocaciones artísticas muchas veces tienen esa cosa de fe, de creer que es tu sitio, de creer que es donde tienes que estar o que es tu refugio. Y no siempre pasa. Yo llegué a pensar que no iba a pasar. Tampoco fue traumático porque yo me consolaba pensando que podía escribir, ahorrar y hacer un corto. Siempre había algo que me daba salida un poco a esa vocación, y ahora estoy muy contenta de que haya ocurrido el milagro encadenando tres proyectos”.

Un debut tardío si comparamos con los recién licenciados que debutan con sus trabajos de fin de curso. Sin embargo, esa tranquilidad, esa madurez ha sido, quizá, un punto a su favor. Cinco lobitos, su ópera prima pasó por Berlín y logró la Biznaga de Oro del Festival de Málaga. En ella plasmaba su experiencia como madre, y la de muchas mujeres de su generación, que vieron que conciliar no era tan fácil como creían. Después, filmó una película para Netflix y llegó su serie, Querer, con la que ganó el Feroz el año pasado. Otro éxito para un tema complejo, el de una mujer que denunciaba a su marido por violación dentro del matrimonio. Un año después ha ganado en el Festival de San Sebastián la Concha de Oro con su tercera película, Los Domingos, donde de nueve trata un tema complejo y poco explorado, qué pasa en una familia cuando una niña decide hacerse monja de clausura.

“Como me iba a imaginar algo así, con lo que me costó hacer mi primera película. De hecho, hasta que no he visto que era para nosotros no me movía de la butaca. Es increíble, porque todos sabemos lo importante que son los premios para la visibilidad de las películas”, decía la directora en un encuentro con periodistas con su premio bajo del brazo, después de la gala de clausura. Los Domingos llegará al cine el 24 de octubre, después de este premio que le da cierto empuje en un momento en el que los cines están llenos de grandes títulos. Cuenta los conflictos que surgen en una familia acomodada vasca cuando la hija de 16 años elige entrar en un convento de clausura. El padre no parece hacer mucho por evitarlo, la tía intenta hacerle entender a la joven de que todavía es pronto y que quizá no está tomando la decisión libremente. Mientras, los curas y monjas del colegio llevaban años guiando espiritualmente a la niña para dar ese paso. El debate está servido. “Pensaba que había un debate posible, porque hay dos puntos de vista muy extremos. Si intuía que alguien como espectador iba a elegir uno más u otro. Pero es verdad que me ha sorprendido la cantidad de tiempo de debate que genera la película. Tengo amigos que me decían que en el bar había gente hora y media debatiendo sobre esto. Eso ha sido la sorpresa”.

Los Domingos ha sido la película del festival. La que más debates ha generado, la que más aplausos ha logrado. El equipo del filme fue sorprendido a la salida de un pase de prensa, en el Kursaal, por el público y la prensa que comenzó a aplaudir al verles. Era la gran favorita y el jurado, presidido por Juan Antonio Bayona, no ha dudado. “Me he pasado todo el festival recordando eso del cónclave: ‘el que entra Papa en el cónclave sale cardenal. Era mi frase”, bromeaba la directora que ha reconocido todos estos días que ella fue educada en un ambiente laico, pero que una conocida sufrió un proceso parecido y entró en un convento movida por la fe. Sabía que era un tema complejo, que podía generar división en los espectadores, pero no se imaginaba el revuelo. Para unos, cuestiona la tolerancia de esa tía progre. Para otros, cuestiona la libertad de elección de la menor. Por eso, al recoger el premio dijo una frase muy significativa. “Acercarse a algo no implica defenderlo”. Con ella, nos dice, quería mostrar el aprendizaje que ha tenido en este festival. “Al enseñar la película al público he descubierto que gente de sensibilidades muy distintas ha conectado con la película, han hablado de ella. Eso es algo que me parece muy valioso, que el cine pueda generar ese espacio de reflexión y encuentro, pero también de debate. Es interesante que se pueda debatir. La ficción, al final, es un sitio seguro en un mundo donde hay mucho ruido y mucho debate”.

El público extranjero ha entrado también en una historia muy local, la de un país que arrastra una pesada carga por la dependencia de la religión católica. “Tengo la sensación de que, al final, sí es una película muy local, con una textura muy vasca, pero que el tema de la religión, de la tolerancia, puede llegar a viajar bastante bien”. Y el público joven, se ha visto reflejado en el personaje de una adolescente perdida en un mundo lleno de división. “Me da mucha ternura, porque más allá de la premisa de la película, también muestra unas sensación general que ocurre cuando eres joven, de incertidumbre, de falta de certezas, de mucho ruido alrededor. Ya sabemos todos en el mundo que vivimos, un mundo que puede ser muy duro, así que me ha parecido muy bonito que conecten con esa vulnerabilidad”.

En la historia del festival solo cuatro mujeres han ganado el premio. Aluda es la segunda directora española, después de que hace dos años, Jaione Camborda ganara por O corno. “Es positivo que cambie la fotografía de los premiados, sobre todo cuando ha habido tal desigualdad histórica”, decía sobre un premio celebrado por muchas otra cineastas de su generación. Pero además, este año, el cine español ha hecho pleno en el palmarés. Todas las películas que competían han ganado premio. “Me ha hecho mucha ilusión ver a Jose Ramón Soroiz, por ejemplo, que estuvo en Cinco lobitos, con un papel muy pequeñito. Todos somos compañeros, el trabajo de los demás también te inspira. Maspalomas es una película preciosa. Los Tigres es un thriller muy sólido, impecable. A mí personalmente sí me hace mucha ilusión estar rodeada de compañeros.

Ahora le toca unas semanas de promoción, para que la película tenga su pública más allá del éxito del festival y, con toda seguridad, será uno de los títulos de la temporada de premios española. Después, seguirá con sus proyectos. De hecho, trabaja en una película sobre Onlyfans. Un tema completamente diferente al de las monjas de clausura. “Me he dado cuenta de que me siento mucho más cómoda, más fuerte, más creativa cuando estoy en un terreno en el que tengo más preguntas que respuestas. Sin duda, esta Concha de Oro la ha colocado en otro lugar dentro de la industria. “Muy poca gente puede hacer lo que quiera en el cine. Lo que pasa es que sí es verdad que esto me coloca, de momento, en un sitio en el que sí que puedo llevar proyectos y que me escuchen y que haya un interés por lo siguiente que vaya a hacer, que ya es un sitio bastante afortunado”. En ese sito afortunado, Alauda Ruiz de Azúa, con su tono calmado, reposado y tranquilo, es consciente de que las cosas pueden salir mal. “Nunca sale todo bien. Sabemos que en algún momento saldrá distinto. Con eso hay que convivir. Yo me siento muy privilegiada por todo lo que me ha pasado. Soy muy consciente, porque hice mi primera película tarde, tuve mi tiempo para entenderlo”.