El '93' consigue su noveno y firma y una historia de superación más allá de los números: "Estoy en paz conmigo mismo"
Marc Márquez no ha podido contener las lágrimas durante la extensa celebración de su noveno título mundial

Marc Márquez celebra su noveno título mundial de MotoGP en el GP de Japón / Gold & Goose Photography

2184 días después, Marc Márquez ha vuelto a tocar el cielo del motociclismo mundial. Ningún piloto en la historia había vuelto a levantar un título de MotoGP tanto tiempo después del último, que, en el caso del español, llegó en la temporada 2019. 2184 días que no son sólo una historia de deporta, sino una historia de vida, de superación y de creer por encima de todo en un sueño. Tal ver por eso, y por lo escarpado del camino, Márquez hoy ha celebrado su noveno título mundial como si no hubiera levantado ninguno otro antes.
"No puedo ni hablar... Lo primero que me sale es que estoy en paz conmigo mismo", aseguraba Márquez en sus primeras palabras tras levantar el título. "Sin querer entré en un bucle y hay mucha gente que me ha ayudado a salir, porque sólo es imposible. Luego las decisiones las tomas tú, con lo que sientes. No quiero recordar lo que he pasado, quiero disfrutar de este momento", reconocía el campeón del mundo, con la voz entrecortada por las lágrimas, a los micrófonos de DAZN.
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Una celebración a la altura de la gesta
Las primeras lágrimas ya habían aparecido en los ojos de Márquez muchos minutos antes. En cuanto soltó el manillar del gas, terminando el GP de Japón en segunda posición, el de Ducati sabía que su historia de redención había terminado. Aún sobre la moto, su hermano Álex era el primero en acercarse para felicitarle. Pronto, la vuelta de honor de Marc se convertía en un festival de saludos, abrazos y felicitaciones de todos los pilotos de la parrilla, rendidos a la leyenda y a su épica.
Instantes después, Márquez se reencontraba con esa 'Torre de los Campeones', el trofeo mundial de MotoGP que no era suyo desde el 2019. "¡¿Cómo iba esto, que ya no me acuerdo?!", bromeaba al tratar de colocar la placa que lo acredita como campeón de esta temporada sobre el trofeo. Márquez, incapaz de contener las lágrimas en todo el proceso, levantaba el trofeo y cerraba una cuenta pendiente consigo mismo. Una cuenta que lo llevó a dejar el equipo de su vida, Honda. A apostarlo todo al azul de Gresini. A deslumbrar para ganarse el mono rojo de Ducati. Y a volver a reinar, más de cinco años después.
Las primeras palabras del nuevo campeón
Márquez ha atendido, aún visiblemente emocionado, a los medios presentes en el circuito de Motegi. La palabra que más ha destacado es "paz", esa a la que ha llegado consigo mismo después de luchar contra las caídas, las lesiones, las operaciones y los interminables días de rehabilitación. "El ser humano tiene la capacidad de olvidarse de lo malo y acordarse de lo bueno. O al menos los optimistas, como creo que soy yo. Eso sí, me ha hecho falta que los míos me levantaran mucho la persiana para ver esa luz al final del túnel", explicaba.
El campeón ha explicado que entró en un bucle tras la caída sufrida en Jerez en el año 2020 y que lo empeoró "por una decisión totalmente mía, porque te pueden asesorar, pero las decisiones las tienes que tomar tú". Cinco años después de volar por encima de su Repsol Honda, cayendo en un bucle de lesiones que lo alejaron de su mejor versión, ahora asegura que "Marc contra Marc está en paz".
El mensaje más sentido, como no, ha sido para los miembros de su familia que siempre han creído en él. "Mi abuelo Ramón seguramente nos estará viendo desde allí arriba", contaba entra lagrimas, "porque lo vivía muy de cerca y era muy honesto conmigo". Antes de su fallecimiento, Marc le pidió una "última oportunidad" para tratar de volver a ser campeón del mundo. Una oportunidad que ha culminado ahora y que no se entiende sin el apoyo de su hermano Álex: "Hay mucha gente, pero él es el que más me ha ayudado, directa e indirectamente".
Márquez ha querido dedicarle un mensaje a todos los aficionados que no se han olvidado de él en los momentos más duros: "Gracias a todos los que han mantenido el '93' aunque estuviéramos en momentos bajos". También ha hablado de destino, ese que según él "dicen que es casualidad, pero creo que alguien lo guía", al referirse a cómo su "círculo" ha venido a terminar en Japón y con su equipo, Honda, volviendo al podio junto a él de la mano de Joan Mir.
"¿Igualar a Rossi? Esto es mucho más que un número"
Márquez ha levantado su séptimo mundial en la categoría reina, a los que suma los dos títulos conseguidos en 125 cc y en Moto2. Suma, así, nueve títulos en total y se iguala con otra leyenda, que además fue su gran rival en pista, como Valentino Rossi. "Es lo que pone en la camiseta, más que un número. Para mí, este mundial ha sido el reto más importante de mi vida. Estar en la gloria e ir al fondo es lo peor, porque caes desde arriba del todo y con más inercia", explica.
"Esto me ha ayudado a ser más calculador, pero sin perder mi ADN", comenta Márquez sobre una temporada casi perfecta, en la que ha dominado los sábados (14 victorias) y los domingos (11 triunfos) por igual, sin dar opción alguna a los contendientes. Y sobre todo, en el que ha demostrado que el problema sí era la maquinaría. Con Ducati bajo sus piernas, Márquez vuelve a tocar el cielo. "Todo esto es más de lo que hubiera imaginado nunca y sólo queda seguir soñando", ha concluido. Ojalá sigamos todos soñando con Marc.




