El consejo de Muñoz Molina sobre dónde volcar las prioridades en la vida
Elvira Lindo protagonizó 'Salvados' este domingo y la conversación junto a su marido fue uno de los momentos más reveladores de la entrevista

Antonio Muñoz Molina y Elvira Lindo en 'Salvados' / LA SEXTA

Madrid
Elvira Lindo se abrió en canal con Gonzo en la entrevista de Salvados. La escritora habló de cómo fue ser madre de forma sobrevenida en los 80, de cuando era guionista en el Telecinco de las mamachicho, del éxito de Manolito Gafotas y de la media hora que se imaginó como ministra de Cultura a pesar de que tenía claro que le diría a Pedro Sánchez que ese puesto no era para ella.
Uno de los momentos más especiales de la entrevista fue el que compartió junto a su marido, Antonio Muñoz Molina. No tuvieron problema en hablar largo y tendido sobre la depresión que él ha pasado hace poco y de la que todavía se está recuperando. "Es acostarte por la noche y no querer despertarte por la mañana", definió la enfermedad el escritor, que considera que una de las peores cosas de la depresión es cómo consigue que quien la padece se sienta culpable y se retroalimente en las cosas que no le satisface.
A raíz de la depresión, pasan largas temporadas en Ademuz (Córdoba), un pueblo de unos mil habitantes donde Elvira Lindo pasó buena parte de su infancia. Defendían "el poder terapéutico de la tierra" y el escritor pasa mucho tiempo cuidando el huerto, recordando todos los aprendizajes que en su día le transmitió su padre.
La vida en Ademuz es muy diferente a la que experimentaron en Nueva York: "Nosotros hemos vivido en el mundo en los que en los que todo el mundo está tan encerrado en sí mismo y en los suyos, en los que puedes pasarte años yendo al mismo sitio y nadie te recuerda ni te reconoce... Y eso, a la larga, eso es muy dañino", sentenció Muñoz Molina.
El escritor considera que detrás de todo eso está "el gran embuste del individualismo radical que el capitalismo nos ha metido en la sangre". Y comparte uno de los aprendizajes más valiosos que ha hecho durante la vida: "Hay que poner en la vida cotidiana, en las relaciones de pareja o de todo, la misma atención y el mismo cuidado que pones en tu trabajo".
Muñoz Molina lamenta que haya gente "que tiene una sensibilidad extraordinaria para escribir o para pintar, o para tocar el piano, o para emocionarse con la música" y luego, "en la vida cotidiana son descuidados o son zafios, incluso". Gente que, a juicio del escritor, "ponen la atención en lo estético, en lo intelectual, pero no en lo cotidiano, que incluye todo. Incluye cómo está tu casa o cómo la cuidas, cómo tratas a las personas que tienes cerca". Considera que eso no se improvisa sino que tienes que aprender "porque eso no se enseña en ninguna parte".
Sus prioridades son el amor de su mujer y de su familia, el trabajo y la decencia en el comportamiento: "El procurar no faltarle el respeto a nadie", resume.




