El alegato de Luis García Montero sobre lo que está ocurriendo con la economía española: "Parece que nos caemos en el borde de un crispado desastre"

Madrid

Hoy desde Barcelona. Aquí se está celebrando Mondiacult, la conferencia sobre políticas culturales que convoca la UNESCO y reúne a más de 140 ministerios de la comunidad internacional. La UNESCO tiene estas cosas, plantear la necesidad de los derechos culturales en la construcción de la sociedad contemporánea. Los EEUU de Trump se van de la UNESCO, mientras los países del mundo dejan solos a los EEUU en la ONU.

Su deriva belicista tiene poco que ver hoy con la cultura democrática. El Gobierno de España y las instituciones catalanas recogen los acuerdos firmados en México, hace 3 años, y nos convocan para hablar de la diversidad cultural y lingüística, el uso de la Inteligencia Artificial y el compromiso de los modelos de gobernanza en una economía sostenible.

Repitamos lo evidente: la cultura es indispensable para que la vida pueda defender su dignidad frente a las manipulaciones huracanadas en una crisis llena de genocidios y especuladores sin límite. Por ejemplo, vivimos en un país en el que, pese a los buenos datos de la economía, parece que nos caemos en el borde de un crispado desastre. Por ejemplo, sufrimos un mundo que dinamita la justicia internacional y los derechos humanos. Hay muchos intereses para manipular la información y programar a la ciudadanía, no solo en las dictaduras, sino también en los países democráticos. Por eso merece la pena, aunque parezca un tópico trasnochado, defender la cultura como un patrimonio que permite la libertad de conciencia ante los programadores de la infamia. La cultura, perdón por repetirlo, es la raíz de la libertad personal y de la justicia colectiva.