John Houston dio completa libertad a Michael Kaine para crear uno de sus personajes más recordados, pero resumió todo lo que quería en una frase
Durante más de veinte años, el director persiguió una historia épica que solo encontró su forma cuando dos actores británicos se cruzaron en su camino

John Houston dio completa libertad a Michael Kaine para crear uno de sus personajes más recordados, pero resumió todo lo que quería en una frase
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Durante décadas, el director John Huston soñó con llevar a la gran pantalla El hombre que pudo reinar, la adaptación del relato de Rudyard Kipling. Desde los años 50, Huston intentó poner en marcha el proyecto con distintas estrellas de Hollywood. Primero pensó en Humphrey Bogart y Clark Gable, pero la muerte de ambos frustró sus planes. En los 60 lo intentó con Burt Lancaster y Kirk Douglas, sin éxito. Y en los 70, con Paul Newman y Robert Redford, la pareja dorada del cine de entonces. Fue Newman quien, tras leer el guion, sugirió que los protagonistas debían ser británicos. Él mismo propuso los nombres: Michael Caine y Sean Connery.
La química entre ambos actores resultó ser uno de los grandes aciertos del filme. Caine aportó su habitual ironía, mientras Connery demostró que su talento dramático iba mucho más allá del personaje de James Bond que lo había hecho mundialmente famoso.
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Huston, que admiraba profundamente a Caine, le dio total libertad para construir su personaje. "Otros directores siempre me dan instrucciones, pero tú no me dices nada", le comentó el actor. Huston respondió con una frase que lo cambió todo: "Te pagan un montón de dinero por tu trabajo, así que no necesitas que yo te diga nada". Sin embargo, en medio de una escena, el director mandó cortar sin que hubiera error alguno y le dijo: "¿No puedes hablar un poco más deprisa? Es un hombre honesto, y siempre he desconfiado de la gente que habla despacio”. Esa única frase le dio a Caine la clave para entender y encarnar a su personaje.
Así, con intuición, respeto y una dirección precisa en el momento justo, Huston logró que El hombre que pudo reinar se convirtiera en una de las películas más memorables de su filmografía, y en una de las interpretaciones más celebradas de Michael Caine.
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