La serie de moda que ha visto Mara Torres y no se puede sacar de la cabeza: "Me la recomendasteis vosotros"

En tiempos de algoritmos, estrenos semanales y plataformas que compiten por nuestra atención, Mara Torres se detiene a pensar en voz alta. Lo hace en Todo por la tele, la sección de La Ventana dedicada a la ficción televisiva, donde lanza una confesión que, lejos de ser anecdótica, revela una incomodidad compartida por muchos espectadores: "Me entretiene más escuchar y hablar de series que verlas".

Torres que trabaja cada día hasta altas horas de la madrugada, reconoce que su ritmo de vida no encaja con el modelo de consumo que imponen las series actuales. "Estar ocho horas en un sofá viendo una serie es algo que hago muy pocas veces", admite. Y cuando lo hace, el resultado no siempre es satisfactorio: "Termino una serie y a los dos días no me acuerdo ni del título ni de qué iba".

Pero su reflexión va más allá del tiempo. Lo que realmente le incomoda es la sobreoferta de contenidos. "Tengo dos plataformas de pago y me sobran una o dos", dice. "No soporto la sobreoferta. Hay que seleccionar, hay que equilibrar. Se tiene que gestionar la abundancia". Y añade una comparación reveladora: "Nunca nos hemos abrumado entrando en una librería y viendo que hay un libro para cada espacio. Pero con las series sí nos pasa".

"Me la recomendasteis vosotros"

Torres reivindica el papel de la prescripción audiovisual como antídoto frente al ruido. "Yo veo Candela Peña, Carmen Machi… Y, si tengo oportunidad, voy a verla. Pero me la tiene que recomendar alguien", explica. Así fue como llegó a Furia, una serie que vio tras escuchar una entrevista en la propia SER: "Me la recomendasteis vosotros, y eso me parece muy gratificante. Me tomo muy en serio lo de la prescripción".

También distingue entre el consumo rápido y el poso cultural. "Con muchas series pasa como con algunos bestsellers: los devoras en tres días y luego apenas recuerdas nada", reflexiona. Frente a esa fugacidad, defiende el cine como un ritual distinto, más pausado y profundo. "Ir al cine supone salir de casa, son cinco horas ocupadas desde un viernes. El cine es otra cosa". Su intervención no es una crítica a las series, sino una invitación a repensar cómo las consumimos. "No hay que verlo todo. Es que no se puede", concluye.