El último mensaje de la sonda Cassini: "El hielo de la luna Encélado tiene moléculas orgánicas complejas"

De todos los mundos del sistema solar, la pequeña luna de Saturno Encélado vuelve a situarse en primera línea en la búsqueda de vida extraterrestre. Este miércoles, un equipo internacional comandado por la Agencia espacial europea y liderado por el científico Nozair Khawaja publica en Nature un estudio que aporta lo que califican como "la evidencia más contundente hasta la fecha de que en el océano subterráneo de Encélado hay moléculas orgánicas complejas", es decir, la luna de Saturno donde se descubrió a principio de los 2000 un océano subterráneo, contiene compuestos similares a las que en la Tierra participaron en la formación de los ladrillos básicos de la vida.

La noticia se apoya en el re-análisis de datos que la sonda Cassini tomó en 2008, cuando atravesó a gran velocidad (64.800 km/h) las columnas de vapor y partículas de hielo lanzadas al espacio, a través de gigantescos chorros, que emite Encélado.

En ese momento ocurrió una grandiosa casualidad que le puede dar a la ciencia un trampolín muy importante en la búsqueda de planetas que puedan albergar vida: al pasar por esas columnas de vapor, algunas de esas partículas, chocó contra el analizador de polvo cósmico de la Cassini (CDA) y pudo recoger "granos de hielo frescos”, que fueron enviados a Tierra en su momento.

La ciencia es lenta y ha hecho falta más de una década de trabajo y de acumulación de pasadas de la sonda hasta su destrucción -se estrelló de forma controlada contra Saturno- para interpretar correctamente las señales ocultas en esos datos.

Según el autor principal, los compuestos orgánicos identificados en esos granos de hielo coinciden —o son muy semejantes— con los ya habían encontrado en el anillo E de Saturno. Esto significa que no los ha formado la química espacial, ni los rayos de energía que pululan por el vacío. Su formación proviene directamente del océano subterráneo que hay en la luna. Se formaron allí.

Los investigadores también han identificado nuevas moléculas de mayor complejidad que las observadas previamente en el anillo. “No hay ningún otro mundo oceánico extraterrestre en el que hayamos encontrado esas sustancias orgánicas”, ha dicho el autor principal.

Prudencia y futuro

Los autores reconocen los límites de esta evidencia: con las mediciones actuales no es posible afirmar que las moléculas detectadas indiquen la presencia de vida microbiana en el océano de Encélado. La ESA dice en su comunicación del hallazgo que "estudiar los satélites de Saturno, incluido Encélado, es una prioridad para futuras misiones".

Ahora mismo no hay ninguna misión prevista en dirección a Saturno hasta 2050. Quizás es el momento de repensar, ante estas evidencias, esta estrategia. Nicolas Altobelli, científico del proyecto Cassini de la ESA, añade: "Es fantástico ver cómo surgen nuevos descubrimientos a partir de los datos de Cassini casi dos décadas después de su recopilación. Esto pone de manifiesto el impacto a largo plazo de nuestras misiones espaciales. Estoy deseando comparar los datos de Cassini con los de otras misiones de la ESA para visitar las lunas heladas de Saturno y Júpiter".