La inquietante relación entre la palabra 'noche' y el número 8
¿Coincidencia fonética o revelación cósmica? Una consulta de un oyente desata el delirio en Nadie Sabe Nada
La inquietante relación entre la palabra 'noche' y el número 8
¿Qué tienen en común las palabras noche, night y noite? Según una teoría lanzada en tono de broma por Berto Romero y Andreu Buenafuente en el programa Nadie Sabe Nada, todas comparten una estructura inquietante: la letra "N" seguida del número 8. "En español, N + 8 es noche", dijo Romero, mientras Buenafuente asentía: "En inglés, N + 8 es night". ¿Casualidad lingüística o revelación cósmica?
La reflexión surgió a raíz de una consulta enviada por Sergio, oyente de Pamplona, que planteaba una duda aparentemente absurda pero con potencial para abrir una puerta al delirio: ¿por qué tantas lenguas europeas usan esa combinación para referirse a la oscuridad?
Lo que siguió fue una de esas secciones improvisadas. "Esto es Polisemia, niños y niñas·, anunció Buenafuente, dando paso a una parodia de espacio educativo infantil donde los significados de las palabras se mezclaban con personajes como el oso Yogui y King África.
La teoría, bautizada por los presentadores como "N + 8", se desplegó con ejemplos que, aunque forzados, resultaban inquietantemente convincentes. En portugués, "noite" también parecía encajar en el patrón, aunque con una flexibilidad fonética que requería cierta generosidad interpretativa.
¿Podría haber una raíz común en las lenguas indoeuropeas que vincule la letra “N” con la oscuridad y el número 8 con la noche? ¿O simplemente estamos ante una coincidencia fonética que, al ser observada desde el prisma del humor, se convierte en misterio?
Romero, en tono de parodia científica, llegó a plantear que "el 8 es el número que representa la noche porque es el único que se cierra sobre sí mismo, como el día que termina". Buenafuente, por su parte, propuso que "la N es la letra del silencio, del no saber, del nadie".
Más allá del humor, el episodio dejó flotando una pregunta que podría interesar a lingüistas, filósofos y poetas por igual: ¿hay una razón etimológica detrás de esa coincidencia entre idiomas? ¿O simplemente estamos ante una construcción fonética que el humor ha convertido en revelación?