Disparar, rastrear, despellejar animales: el actor que pasó un mes en el bosque para preparar su papel en 'El último mohicano'

Daniel Day-Lewis no interpretó a Nathaniel Poe, lo encarnó. Para El último mohicano (1992), el actor británico llevó su método interpretativo al extremo. Durante seis meses se entrenó físicamente para adquirir la musculatura de un guerrero del siglo XVIII. Después, se internó en los bosques de Carolina del Norte durante un mes, donde vivió como su personaje: cazando, construyendo canoas, disparando rifles de avancarga, despellejando animales y aprendiendo técnicas de rastreo y combate cuerpo a cuerpo.

Su compromiso fue tan radical que, durante el rodaje, siempre llevaba consigo un rifle y evitaba cualquier contacto con la tecnología moderna. Se liaba sus propios cigarrillos y se mantenía alejado del equipo técnico para no romper la inmersión en el personaje. Incluso pidió que no lo llamaran por su nombre real en el set, y prefería pasar los descansos solo, bajo un árbol, mientras los demás actores socializaban.

La preparación no solo fue física, sino también psicológica. El rodaje fue tan intenso que Day-Lewis llegó a sufrir alucinaciones y problemas de sueño. Su coprotagonista Madeleine Stowe llegó a decir que "la película fue muy difícil para Daniel, pero nunca se quejó".

Michael Mann, el director, buscaba una representación matizada de los pueblos indígenas, y Day-Lewis entendió que no bastaba con actuar: había que transformarse. Por eso vivió con expertos en la forma de vida de los nativos americanos, aprendiendo sus costumbres y técnicas de supervivencia.

La autenticidad de su interpretación se percibe en cada gesto, cada movimiento. El lenguaje corporal de Day-Lewis transmite una conexión profunda con la tierra, con el entorno, con una forma de vida que desaparecía. "Ese trabajo trajo consigo los detalles a la hora de mostrar esa forma de vida", reconoció el actor. Y lo hizo sin artificios, sin dobles, sin atajos.

El último mohicano se convirtió en un clásico del cine de aventuras históricas, y la actuación de Day-Lewis sigue siendo una referencia de lo que significa el compromiso total con un personaje. En una industria donde la preparación suele limitarse a leer el guion, él eligió vivirlo.