El futuro de la flotilla

Madrid

A punto de acabar el capítulo de la flotilla, por mano militar, es buen momento para preguntarse cosas. Por ejemplo, sobre el futuro de esta movida ciudadana, que empezó con manifestaciones, siguió con boicot a eventos deportivos y culturales manchados por el virus genocida, y acaba de acabar con los voluntarios del mar encarcelados, pero tras dar ejemplo.

Esta movida puede prender más y más si sabe conectar más y más con la mayoría. No importa la burla fascistona que hace Ella, a la que seguiremos sin nombrar: la papelera de la historia está llena de despojos intelectuales parecidos.

La clave del éxito de este movimiento de protesta, probablemente esté en mantener su empuje vital, al mismo tiempo que sintonice mejor con más sectores sociales, igualmente horrorizados por el genocidio. Pero que no quieren ser confundidos por contaminación -aunque sea fraudulenta-- de la violencia terrorista de Hamás. Y que militan contra el genocidio de un Gobierno, pero quieren permanecer solidarios con el pueblo que sufrió el Holocausto cometido por los nazis, que tampoco se impidió.

Cuidado al convertir los mejores sentimientos en recetas muy aparentes pero igual de ineficaces: por ejemplo, la de romper en solitario relaciones diplomáticas con el Estado de Israel. España puede ir 100 metros por delante de los demás en valentía; pero no 100 kilómetros. Eso no sería coraje. Sino temeridad aislada. Inútil.