La insólita reacción de la madre de James Rhodes al ver por primera un concierto de su hijo: "¿Tienen la fecha correcta?"
El británico se ha enfrentado a multitud de obstáculos antes de poder dedicarse profesionalmente al piano

La insólita reacción de la madre de James Rhodes al ver por primera un concierto de su hijo: "¿Tienen la fecha correcta?"
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Madrid
James Rhodes lleva toda la vida pegado al piano. Ya en su adolescencia tocaba este instrumento, y su habilidad le permitió conseguir una beca para estudiar en la Guildhall School of Music and Drama. Sin embargo, nunca pudo aprovecharla debido a la negativa de su padre, quien se opuso categóricamente a que su hijo se dedicara a la música en lugar de a "un trabajo normal".
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El británico ha explicado en El Faro, con Mara Torres, que aquella decisión lo mantuvo alejado del piano durante diez años. Una década en la que, según ha contado, trabajó en varios empleos, visitó hospitales psiquiátricos, se casó, se divorció y, finalmente, se reencontró con el piano gracias a su profesor, Eduardo Straviolli.

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Rhodes ha definido a Straviolli como alguien que le ayudó a reconectar con el piano, aunque también ha reconocido que fue muy agresivo con él durante años: le gritaba, le escupía y nunca tuvo una palabra positiva hacia él. Todo cambió cuando lo vio tocar en directo en Lisboa y le dijo: "Hubiera pagado diez veces lo que pagué por oírte tocar solo la primera pieza del certamen. Siempre fuiste mi mejor estudiante".
Precisamente, otro concierto en directo fue motivo de sorpresa para su madre, que pudo ver a su hijo actuar justo antes de fallecer, en el Palacio de la Música y en el Auditorio Nacional de Madrid. Rhodes ha relatado ese momento como "muy bonito".
Según cuenta, el Palacio estaba abarrotado, incluso tuvieron que añadir butacas. En ese instante, su madre lo miró a él y a su mánager y les preguntó: "¿Toda esta gente sabe que es solo James tocando? ¿La fecha es la correcta?"

Recordando aquel momento, Rhodes ha confesado lo mucho que echa de menos a su madre, que "estaba flipando" en ese auditorio, "mandando fotos a sus amigas", presumiendo de su hijo. Uno de los recuerdos más bonitos que conserva en su memoria y de mayor satisfacción, ya que, tras la negativa de su padre, el británico consiguió superarlo todo y convertirse en uno de los pianistas más reconocidos del mundo.




