Andamos ya como si se fuera a votar mañana

Andamos todos nerviosos, como si algo delicioso estuviese a punto de ocurrir, y en este tiempo de pasiones políticas no hay delicia -ni nerviosismo- que rivalice con unas elecciones.

Se supone que aquí no se vota hasta que Castilla y León inaugure la temporada de comicios, pero eso es en el mes de marzo, lo que, en la práctica, nos condena a casi medio año de hiperventilación. Y nuestra ansiedad pide campo para correr, no morderse las ganas hasta 2027.

Empezamos a estar activados, empezamos -guste o no- con la tensión electoral. Los adelantos los carga el diablo, pero los comentaristas ya especulan con la posibilidad de un superdomingo autonómico: de Aragón a Extremadura, pasando por Valladolid, los resultados servirían para dejar a Sánchez a la intemperie.

También se han activado las encuestas, que ya no se emplean para describir la intención de voto sino para orientarla: Vox no está aún en el 20%, pero se supone que es su tope y se le apunta hoy mismo. Incluso en la derecha -más nervios- se incoan movimientos que a ver dónde llevan: la Operación Macron de Miriam González o ese laboratorio de pensamiento de Espinosa de los Monteros que todavía no ha publicado ni un papel.

Sí, andamos todos nerviosos. Pero, si me preguntan, yo recomiendo beber tila y valeriana y respirar hondo, que aquí no se vota hasta 2027.