¿Puede la IA escribir canciones? Leonor Watling responde con una reflexión contundente

Madrid

En un momento en el que el avance de la inteligencia artificial está irrumpiendo en todas las disciplinas —desde la escritura hasta la imitación, pasando por la música— son muchas las voces que se preguntan si esta herramienta es realmente capaz de todo o si, en algunos casos, provoca una caída en la calidad y una despersonalización del producto difícil de salvar. En este sentido, la música es una de esas artes a las que ha llegado la inteligencia artificial, pero, ¿a qué precio?

En el último episodio de A las bravas, el programa de la Cadena SER dirigido por el cómico Raúl Pérez, la actriz y cantante española Leonor Watling se ha pronunciado sobre el uso de la IA en la composición musical.

Watling ha hablado de su pareja, el cantautor uruguayo Jorge Drexler, a quien —según confesó— no le pide ayuda para escribir canciones "por una cuestión de orgullo personal", del mismo modo que evita recurrir a la inteligencia artificial, una herramienta cuyo uso para crear música no ve con buenos ojos.

"Soy un poco analógica. ¡Estoy en contra del progreso!", bromeaba Watling, quien subrayó la importancia de escribir por necesidad, no por obligación: "La gente no escribe por escribir. La gente no se sienta a escribir una obra maestra, porque si te sientas a escribir una obra maestra, no pones ni la primera palabra. Te puede el peso", aseguraba.

Una necesidad humana que no puede cubrir la IA

La cantante insistió en que "uno escribe porque necesita escribir; sin embargo, la IA no necesita escribir, aunque lo haga bien". Por lo tanto, destacaba la madrileña, "la IA no te está ayudando a ti, porque lo que te ayuda a ti es escribir".

Para ejemplificarlo, Watling comparó el proceso creativo con el sexo: alguien puede saber que no se le da muy bien y podría existir una IA capaz de dejar a la otra persona totalmente satisfecha, pero es algo personal que uno quiere hacer por sí mismo. Por mucho que esta herramienta lo haga bien, hay aspectos humanos —como la música— que, en palabras de la cantautora, deben seguir siendo meramente humanos.