Taylor Swift vuelve a la carga: 'The Life of a showgirl' es una reinvención sin que nada cambie

Taylor Swift ha publicado este viernes bien temprano, antes de las seis de la mañana, su álbum número once. La capacidad de trabajo de la artista americana es admirable, dado que hace unos meses estaba todavía cerrando su Eras Tour, una gigante gira que la trajo dos noches a Madrid. De hecho, ella misma reveló en el pódcast New Heights, presentado por su prometido, el jugador de la NFL Travis Kelce, que compuso las canciones en los descansos de la gira. El sueño americano era esto.

De modo que ya tenemos aquí el futuro, The Life of a Showgirl, con el que inaugura una nueva etapa musical, una nueva era, marcada por canciones más luminosas y por un estilo en el que la artista se disfraza de cabaretera, como aquellas mujeres de Las Vegas. La producción ha corrido a cargo de Max Martin y Shellback, habituales colaboradores de la cantante desde Red, 1989 y Reputation. En total son doce los temas que ha compuesto y cantado y que ya están en todas las plataformas de streaming. Entre esas canciones, solo una colaboración, la de la canción que da título al álbum, The Life of a Showgirl, interpretada junto a Sabrina Carpenter.

Swift ya ha batido récords antes incluso de estrenar. Según anunció Spotify, el álbum superó los cinco millones de preventas, y eso lo convierte en el más reservado de esta plataforma. Habrá CD, vinilo y hasta un documental estrenado en cines este fin de semana que ya ha venido un porrón de entradas. La artista no ha perdido fuelle ni conexión con sus fans.

El disco es un intento de hacer algo diferente, y lo consigue, pero sin que nada cambie. No sabemos si Taylor Swift habrá leído a Lampedusa, pero lo cierto es que consigue eso de mantener las esencias, pero que parezca que se ha renovado. Entre las novedades, que podemos bailar mejor algunas de sus canciones, divertirnos. Entre lo viejo conocido, esa característica propia, que la he hecho conectar estrechamente con fans en todo el mundo, de escribir letras llenas de misterio, indirectas y muchos mensajes ocultos.

Las letras de las canciones, como suele ser su costumbre, están llenas de referencias personales o reconocimientos a figuras como Elizabeth Taylor, actriz a la que dedica una canción. “Elizabeth Taylor, ¿crees que es para siempre?”, en una frase que parece estar preguntándosela a ella misma. ¿Hasta cuándo durará el reinado de Taylor Swift?

Hay historias de amor y desamor, como en todos sus álbumes y en los de cualquier artista pop. De hecho, empieza con una, The Fate of Ophelia, en la que habla de un amante que se salva de la tragedia del personaje de Shakespeare, que tan bien retrató John Everett Millais en su óleo prerrafaelita. También Opalite o Honey, que seguro están dedicadas a su prometido, con el que sale desde 2023. Y es que aquí hay más amor y estabilidad que en sus discos anteriores, igual es un síntoma de madurez. Uno de los temas más profundos de la obra es, por supuesto, Eldest Daughter, piano y guitarra para dejar claro que ella no es una princesa. “No soy una zorra mala, esto no es salvaje”.

Pero también hay terreno para la especulación. Cancelled! trata sobre las controversias relacionadas con Kim y Kanye que acosaron a Swift en 2015 y 2016, y Father Figure trata sobre el ex jefe del sello Scott Borchetta, ambos en un estilo que, huelga decirlo, me hizo reír el último. La canción toma el título de un tema de George Michael y cuenta con una frase que dará para hablar: “Puedo hacer tratos con el diablo, mi polla es más grande”, dice en la canción.

“Te escuché llamarme Barbie Aburrida cuando la cocaína te dio valentía“, la escuchamos cantar en Actually Romantic. La canción está dedicada a una rival pop, de la que no dice su nombre, muy típico por otra parte. Sin embargo, deja suficientes pistas para que los fans y los periodistas pensemos directamente en que es una respuesta a la canción del disco Brat de Charli XCX, Sympathy Is a Knife. Mejor se lleva con Sabrina Carpenter, que fue su fan y ahora su amiga, o eso parece. Esta es una colaboración más pop en una canción que da título al disco, que es la última en el recopilatorio y que habla de una supuesta estrella.

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Seguro que los fans sacarán más mensajes ocultos. De momento, esto es lo que hay, un disco algo diferente, hecho en tiempo récord y que mantiene la calidad y el brío de los anteriores. Empieza una nueva era para Taylor Swift que, de momento, parece ser económicamente, como las anteriores y estilísticamente cambia algo, el naranja y el verde domina la portada del disco, en una imagen que vuelve a esa referencia a Ophelia, con la artista no en un río, sino en la bañera. ¿Dónde se refugia detrás de una gira? Los años veinte, el cabaret, las boas cobran paso por encima de los short de lentejuela y los sombreros country.