La reflexión de Fernando Jiménez del Oso sobre el ser humano y por qué somos insignificantes
El psiquiatra y periodista español se vale del avance en el estudio de la astronomía para mostrar la insignificancia del ser humano en el abismo espacial

La reflexión de Fernando Jiménez del Oso sobre el ser humano y por qué somos insignificantes
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Madrid
En este nuevo episodio de SER Historia analizamos la figura de Fernando Jiménez del Oso, un histórico periodista y psiquiatra español conocido por su amplio trabajo y conocimiento acerca del espacio exterior y los ovnis.
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Presente también en el panorama televisivo con su programa Más allá en TVE, el periodista ha realizado una interesante reflexión acerca de la inmensidad del espacio y la insignificancia del ser humano en su inmensidad durante el primer capítulo de este espacio.
El avance de la astronomía
Jiménez del Oso comienza su monólogo hablando de uno de los grandes cambios que vivió la humanidad en el estudio de la astronomía: la teoría heliocéntrica de Copérnico. La sociedad tenía que entender que el planeta Tierra dejaba de ser el centro de todo y se le cedía el puesto a la gran esfera luminosa que lo ilumina, el Sol. Aún asi, los estudios sobre nuestra galaxia y el espacio exterior no eran todavía muy avanzados, así que, según indica el periodista, el universo era algo "casi íntimo" para el ser humano, que vivía en "una posición muy cómoda".
Con los años, la astronomía seguía avanzando gracias a "la física, las matemáticas y los instrumentos ópticos cada vez más precisos" y los estudiosos de la materia conseguían acercarse, cada vez más, a los espacios desconocidos del cosmos. Estos eran grandes avances en lo científico, pero también se conocía una nueva realidad que suponía "el golpe más grande que ha sufrido el orgullo del hombre".
La insignificancia del ser humano en el cosmos
Se nos presenta un nuevo paradigma que muestra una idea de espacio exterior mucho más amplia y lejana, dejando así a nuestro planeta, nuestro Sol y al ser humano en general como elementos que "han quedado reducidos a casi nada". Para ejemplificar esta insignificancia, Jiménez del Oso explica cómo nuestro planeta se encuentra a unos 26.000 años luz del centro de la Vía Láctea, por lo que, teniendo en cuenta las velocidades de nuestros actuales cohetes, "tardaríamos aproximadamente 26 millones de años en llegar al Sol".
Fernando Jiménez del Oso termina este discurso con una frase que insta al ser humano a ser consciente de lo que representa en el cosmos: "Ya hay motivos para ser humildes respecto al lugar que ocupamos en el universo".




