Qué fue de... Edú, el 'príncipe' brasileño que disparó la ilusión por Europa de Betis y Celta

Luis Edúardo Schmidt (Jaú, Brasil, 1979) fue una joya atípica del fútbol brasileño que aterrizó en Europa dispuesto a brillar. Usó como pocos el trampolín de los Juegos Olímpicos para atraer las miradas de clubes españoles dispuestos a crecer y, a base de goles y una técnica exquisita, se abrió hueco incluso en la historia de la Champions League. Bien disfrutaron de su fútbol en Celta de Vigo y Real Betis, sus dos destinos en LaLiga en los que dejó un recuerdo inolvidable.

Un histórico del Brasileirao como el Sao Paulo apostó por él cuando estaba a las puertas de la mayoría de edad. Una mezcla de orígenes italianos y alemanes, Edú adoptó en su día a día el descaro del fútbol callejero de Brasil y una facilidad desmedida para ver puerta. Y así, derrochando descaro, se abrió paso en la élite brasileña después de ir quemando etapas en las categorías inferiores de la selección brasileña.

Sin embargo, muy pronto se quedaron pequeños estos peldaños para Edú, que pasó de forma fugaz por estos equipos hasta que Vanderlei Luxemburgo puso sus ojos en él. El técnico, toda una eminencia en Brasil a comienzos del siglo, no dudó en hacerle debutar con los 'mayores' de la canarinha con 21 años recién cumplidos. Sólo disputó un partido como internacional absoluto y ni siquiera fue oficial, pero en su currículum siempre quedará guardado un grato recuerdo portando la verde amarela. Porque se presentó al gran público en los Juegos Olímpicos de Sidney, donde causó sensación a nivel internacional.

Una carrera entre penas y glorias

El buen hacer olímpico de Edú terminó por convencer al Celta de Vigo, quien consiguió concretar un fichaje que supuso un antes y un después en la vida de club y jugador. Y es que los celestes apuntaban alto en la liga española en aquel verano del 2000 en el que lograron hacerse con sus servicios. Ya se codeaban los gallegos entonces por Europa, participando en la anteriormente llamada Copa de la UEFA mientras un jovencísimo Edú daba pasos adelante en su adaptación.

De menos a más fueron sus pasos en Vigo. De hecho, después de unos primeros meses de escasa trascendencia motivados por la altísima competencia con hombres como Catanha, Mostovoi o Gustavo López, consiguió abrirse paso en los esquemas de Víctor Fernández hasta convertirse en uno de los hombres más importantes de la parcela ofensiva. De hecho, la joven apuesta del cuadro vigués llegó a ser ídolo en Balaídos, aupando con sus goles a un Celta que años más tarde rompería su techo clasificándose para la Champions League.

Fue en la temporada 2003/04 cuando el Celta soñó más alto que nunca disputando sus primeros partidos en la máxima competición continental. Allí volvió a ser Edú uno de sus principales argumentos de cara a gol frente a los más grandes, pero mermado por las lesiones no encontró la continuidad que necesitaba su equipo en una temporada de máxima exigencia. Terminó siendo un curso de luces y sombras para el brasileño, que logró compartir el liderato del ránking de máximos goleadores celtiñas en la Champions, pero no pudo evitar el descalabro en una Liga que llegó a su fin con un inesperado descenso a Segunda.

El 'príncipe' de Heliópolis

Un talento de la talla de Edú se presentó entonces como una de las mayores oportunidades en el mercado. Y quien no quiso dejar pasar el tren de hacerse con sus servicios fue un Real Betis capaz de despertar de nuevo en él la ilusión por Europa. Después de más de 100 partidos oficiales como celeste en cuatro temporadas, el delantero emprendió su segunda etapa en España decidido a mantener el listón.

Después del vaivén de rumores en cuanto a su futuro, Edú cayó de pie en Sevilla. Llegó para ser diferencial y así lo fue desde su primer curso de verdiblanco, protagonizando un ataque de lo más prometedor junto a iconos béticos como Joaquín Sánchez y Ricardo Oliveira. Tal fue el éxito de esta conexión que el Betis, también por primera vez en su historia, firmó una campaña mágica: clasificó por primera vez para la Champions con Edú entre sus principales referentes y celebró por todo lo alto el título de campeón de la Copa del Rey 2005.

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Pero, por caprichos del fútbol, Edú resbaló de nuevo con la mayor mancha de su currículum. El Betis fue incapaz de mantener el listón después de la experiencia europea, pasando en los años siguientes por una caída progresiva que acabó de la peor manera. Tras la ilusión de la Champions tocó afrontar una temporada en la Copa de la UEFA poco prolífica, que también desembocó en temporadas más intrascendentes en el campeonato nacional. Lo que pocos esperaban era que el conjunto bético consumase su descenso a Segunda en 2009, firmando uno de los descensos más sorprendentes de este siglo.

Este fue el último año de Edú en Sevilla. De nuevo su equipo había pagado muy caro la espiral de lesiones en la que se vio sumido durante la mayor parte del curso y, con la impotencia de no poder aportar, lloró un descenso que fue antesala de su regreso a Brasil. Al otro lado del 'Charco' disfrutó de otra gran tarde de gloria conquistando la Copa Libertadores 2010 con el SC Internacional, antes de afrontar unos discretos últimos años en activo en el EC Vitória brasileño y en los Colorado Rapids de la MLS.

¿Qué hace ahora?

Ya alejado de la primera línea desde que colgase las botas en 2012, Edú ha aprovechado para poner rumbo de vuelta a sus orígenes. Echando raíces de nuevo en Brasil, ya como exfutbolista ha venido compaginando dos facetas en los últimos años. Por un lado ha mantenido su estrecho vínculo con el Real Betis, club que marcó su carrera, y ha seguido colaborando con los verdiblancos como ojeador de nuevos talentos en su país.

Pero también Edú ha sido capaz de formar una nueva vida en los despachos de la mano de NG Soccer, empresa de la que es copropietario. Del mismo modo, el brasileño es uno de sus agentes en activo, un gran atractivo como vende la propia página web de la compañía, llevando a cabo labores de representación, consultoría y márketing deportivo en la zona de Sao Paulo donde su carrera empezó a despuntar.