La terapia de choque de Silvia Alonso para hacer frente a su miedo a las agujas

La actriz Silvia Alonso no tiene ningún problema en reconocer que le dan verdadero terror "todo tipo de agujas que puedan penetrar la piel". Así lo ha contado en los micrófonos de Me pasa una cosa, donde ha dado más detalles sobre el miedo, cómo reacciona su cuerpo y lo ha que ha hecho para tratar de superar, en cierta medida, el pánico que le provoca cualquier tipo de prueba médica que requiera un pinchazo, desde un análisis de sangre a ponerse una vía.

Para superarlo y, sobre todo, controlarlo, la actriz salmantina ha acudido a terapia. "Me salvó la vida y agradezco muchísimo que esté en ella", ha dicho sobre su psicóloga, con la que ha realizado, entre otras cosas, terapia EMDR. Es un tipo de terapia que ayuda a las personas a procesar y asimilar recuerdos traumáticos o experiencias vitales negativas, y consiste en la estimulación bilateral del cerebro a través de movimientos oculares, auditivos o táctiles. En su caso, Alonso lo ha tratado mediante sonidos.

"Del EMDR, tengo recuerdos de la primera vez que me pusieron unas inyecciones porque estaba enferma de la garganta y vomitaba el jarabe, por lo que me tuvieron que pinchar", cuenta, recordando que, cada vez que se enfrenta a una aguja sufre síncopes vasovagales, es decir, pierde el conocimiento.

Pero además de esta terapia, la psicóloga también le propuso tratarlo con lo que la actriz ha denominado "terapia de choque". Todos los días durante un año y medio, simuló con su terapeuta un análisis de sangre, para que se fuese acostumbrando a la aguja. "Se convirtió en una hora de llorar y sufrir", explica. Llegado el momento, su psicóloga aseguró que estaba preparada para enfrentarse a uno de verdad, algo que no convencía nada a la intérprete.

A los tres primeros análisis que se hizo, la psicóloga la acompañó, entrando con ella en la consulta. "Me convierto en una niña de 5 años, es infantil. Empujo, grito, lloro, totalmente irracional", afirma. La terapeuta le puso unos sonidos similares a los que ha utilizado en las sesiones y fue capaz de hacerse el análisis sin perder el conocimiento. "Siempre me los hago tumbada porque hay menos riesgo de que pierda el conocimiento. Recuerdo que me tumbé y me hice análisis y hubo un momento que dije: "¿Ya ha ocurrido?. En ese momento sentí que si he superado esto, lo voy a superar todo", reitera.