Los testigos afirman que el presunto yihadista de Algeciras estaba "tranquilo" y subrayan su "fijación" por atacar al sacristán y el sacerdote
Un cura de La Palma subraya que se plantó ante la víctima "como un espectro", "sin aspavientos"

Yassine Kanjaa, el presunto yihadista juzgado. EFE/ Zipi / POOL / ZIPI (EFE)

El juicio a Yassine Kanjaa por el asesinato terrorista del sacristán de la Iglesia de La Palma Diego Valencia y el intento de asesinato del sacerdote de la Iglesia de San Isidro Antonio Rodríguez en Algeciras (Cádiz) en enero de 2023 ha acogido en esta primera sesión la declaración de feligreses y otros testigos de los ataques, quienes han subrayado que el joven se encontraba en apariencia tranquilo y determinado, con "fijación" por sus víctimas.
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"Era como un espectro", ha señalado un sacerdote de La Palma que presenció el ataque al sacristán. Se presume que Kanjaa confundió a Diego Valencia con el cura porque cuando llegó al templo, se encontraba ordenando los enseres en el altar tras la celebración de la misa. "Le vi todo como muy tranquilo", ha señalado.
"El primer golpe fue en la espalda e hizo Diego como el ademán de protegerse y ahí yo reacciono y salgo corriendo (...) Las últimas palabras que escuché de Diego es 'qué es eso, qué es lo que estás haciendo'", ha relatado. Recordaba la chilaba oscura y la empuñadura del arma del crimen, un machete de grandes dimensiones, de "azul eléctrico". También que el sacristán salió corriendo y Kanjaa "tenía una velocidad enorme". "Le pilló los talones", ha declarado.
En este sentido, ha referido que apreció "una fijación por esa persona, como una presa cuando está ya... como un objetivo". "No había aspavientos o que fuera nervioso, era como un objetivo, que fuera directamente a Diego", ha añadido.
Una mujer catequista de la misma iglesia vio como Valencia se cubría con una silla para intentar protegerse de los golpes, pero Kanjaa le golpeó en la cabeza con un cenicero de hierro de los que jalonaban el patio. El sacristán se alzó para salir corriendo y ella le abrió paso por la verja para cerrarla tras de sí y correr igualmente. Kankaa llegó a golpear el enrejado con el machete que llevaba encima e inició la persecución.
"Yo miré para la calle y vi que Diego corría para la Plaza Alta. Dejé la reja y me puse a correr", ha señalado. El sacristán se dirigía hacia un bar pero acabó saliendo de allí. Ella tenía a Kanjaa detrás, convencida de que iba a matarla. Pero entonces el joven vio a Diego Valencia y rebasó a la mujer para dirigirse a él.
"Yo miraba para atrás, que me mata, que me mata. Y de repente vio a Diego. Que él iba a por el cura, porque pensaba que era cura. En el momento en que él vio a Diego, que era el cura, al que quería matar, me dejó a mi y lo remató ya en la Plaza Alta", ha señalado. No vio directamente el momento, paró para coger resuello y miró hacia atrás. Era la hora de salida de los niños de catequesis en el templo. "Cuando llegué a la plaza, Diego era ya un charco de sangre, tendido boca abajo", ha añadido.
La testigo coincidía con el sacerdote en que Kanjaa parecía tranquilo, igual que otra testigo, trabajadora de un local próximo a la iglesia de La Palma. Vio salir al sacristán y al acusado perseguirle, también que "le dio tres palos". "Desde lejos creía que era un bate de beisbol o un palo, algo largo". Había visto antes a Kanjaa "dando de comer a las palomas", vestido con una túnica.
"Se marchó hacia la carretera, a la salida de la plaza. Cruzó la carretera y dejé de mirarlo porque yo fui a la ayuda de ese hombre que estaba en el suelo", ha relatado. Vio marcharse a Kanjaa "tranquilamente". .
Pero cuando sucedieron estos hechos, Kanjaa procedía de la Iglesia de San Isidro, donde cruzó el templo en plena celebración de misa y ante una decena de feligreses golpeó al sacerdote, Antonio Rodríguez Lucena, que quedó inconsciente en el suelo. Los testigos sobre este episodio han coincidido igual en que parecía "tranquilo" y determinado a atacar al cura., puesto que tuvo oportunidad de cargar contra uno de ellos, por ejemplo, que estaba "en primera fila" y no lo hizo.
La voz de Rodríguez ha sonado en la sala. El sacerdote, de 75 años, falleció en octubre de 2023, nueve meses después de aquel ataque que le dejó heridas de gravedad. Se ha reproducido ante el tribunal su testimonio grabado en fase de instrucción, cuando explicó ante el juez Joaquín Gadea que intentó huir pero no tuvo margen. Cayó al suelo y allí, Kanjaa volvió a golpearle.
También de la fase de instrucción se han escuchado en la sala el testimonio de dos personas próximas a Kanjaa, que en aquella época vivía en un piso compartido y "se peleó con todos los chicos del piso". "Yassine se levantaba temprano por la mañana y se iba. Cuando volvía, se dormía", ha declarado uno de ellos, quien ha subrayado que les regañaba cuando bebían alcohol. "Esto no está bien", les decía.
Las sesiones se reanudan este martes con las pruebas periciales y documentales. La declaración de Kanjaa, que afronta peticiones de pena que van desde los 50 años de la Fiscalía hasta la prisión permanente revisable que insta Vox, está prevista para el miércoles.




