Después de una noche de fiesta, Jordi Cruz (Art Attack) vio lo más horrible que podía ver
El presentador de televisión aún recuerda la experiencia con pavor

Después de una noche de fiesta, Jordi Cruz (Art Attack) vio lo más horrible que podía ver
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Todo empezó cuando era pequeño, en el pueblo de Mallorca en el que veraneaba. El presentador de televisión Jordi Cruz (Barcelona, 1976), acabó encerrado en un corral de palomas y gallinas, siendo un punto de inflexión en su vida. Desde entonces, el catalán conocido por dirigir el programa de manualidades Art Attack durante casi una década, siente verdadero pavor por las aves.
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Pero no por todas por igual, reconoce en el último programa de Me pasa una cosa. A lo largo de los años, asegura, su cabeza ha ido "gestionando", por lo que hay cierto tipo de pájaros, como los patos o los búhos, que no le dan miedo. "Son pájaros que no parecen pájaros, como protegidos por la cultura a lo mejor", afirma, reconociendo que su fobia tiene más que ver con la pluma y con la fragilidad del animal.
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Me pasa una cosa 2x02 | Jordi Cruz tiene fobia a las aves
"Es el aleteo, la fragilidad, la cara de mala leche que tienen los pájaros", reitera. Las aves le producen tanto miedo como asco, es decir, miedo a ser atacado a la vez que repulsión por el animal en sí. Cruz cuenta que, por ejemplo, si un pájaro pequeño se posa sobre su mesa en una terraza para picar algunas migas de pan, lo puede soportar e, incluso, le parece "mono", el problema es otro cuando se trata de una paloma o, peor aún, una gaviota.
Ahora que es muy habitual que las gaviotas se abalancen en la playa sobre la comida de la gente, sin muestra alguna de terror hacia los seres humanos, Jordi Cruz ha compartido una experiencia que, a día de hoy, todavía le produce escalofríos. Una noche, hace años, al salir de una discoteca a altas horas de la madrugada, estaba dentro del coche con unos amigos cuando vio algo insoportable para él.
"Estaba con la cabeza apoyada en el cristal, mirando a la calle, cuando vi una paloma. Aparecieron dos gaviotas y la dividieron en dos. Acababa de ver lo más horrible que podía ver una persona. Hasta que pude vocalizar, lo que había ocurrido...", explica. Una experiencia traumática que aún recuerda y que no le ha permitido perder ese temor por las aves del mar.




