El Reina Sofía da una segunda vida a Maruja Mallo, la pintora más popular y creativa de la Generación del 27
Tras su paso por el Centro Botín de Santander, llega al museo la gran retrospectiva de una pintora y artista total, una de las muchas mujeres olvidadas que triunfaron en la república española

Cuadro de Maruja Mallo / CEDIDA

Maruja Mallo era en 1936 una de las artistas más conocidas, populares e importantes del Madrid de la Segunda República. Su verdadero nombre, que se cambió por uno más artístico, era Ana María Gómez González, nació en Viveiro, 1902 y fue una de las grandes artistas del siglo XX español y una de las principales figuras de la generación del 27, de la que formaron parte Rafael Alberti, Salvador Dalí, Federico García Lorca, María Zambrano, Luis Buñuel y Rosa Chacel, entre otros.
Con una personalidad arrolladora, con valentía y con una determinación de fijar en su pintura la vida y la humanidad de las mujeres, la artista contribuyó a eso que otros artistas contemporáneos se embarcaron a principios de los años treinta: presentar un mundo radicalmente nuevo y cambiar la imagen de España a través de la cultura. En 2025, Maruja Mallo recupera su voz, cobra una nueva vida, después de la guerra y el fascismo dejaran su pintura en un rincón. Lo hace gracias a una exposición, Maruja Mallo. Máscara y Compás, que se inaugura en el Museo Reina Sofía, después de haber estados unos meses en el Centro Botín de Santander. “Maruja Mallo tendría un lugar garantizado en la historia por ser la artista capaz de dotar de imaginario visual a la Generación del 27, pero además ha sido una personalidad muy avanzada a su tiempo, por su preocupación por la dignidad del trabajo de la mujer, por sus teorías sobre la importancia de la creación popular, por su capacidad para performar su propia imagen y por su innovadora invención de una cultura visual para la ciencia ficción”, explica Manuel Segade, director del museo Reina Sofía.
Se trata de una exposición ordenada por series, que tienen que ver en cómo la autora ordenó su propia obra y la difusión de la misma. “Su manera de hablar, su ironía. Su desparpajo, hacen de ella una artista muy cercana, que cuenta todo lo que quiere contar. Hay mucho que oculta”, señala la comisaria de la muestra, Patricia Molins.

Cuadro Pascua de Maruja Mallo / CEDIDA

Cuadro Pascua de Maruja Mallo / CEDIDA
Son muchas las personalidades del mundo de la cultura que fueron atravesadas por la mirada visionaria de la artista, María Zambrano, Lorca, Alberti, pero los temas de la pintora tienen que ver con el arte y el mundo de hoy. “La ciencia, la artesanía, la cuestión racial, el retrato de la mujer, están en sintonía con los artistas contemporáneos”, señalaba la directora de Exposiciones y Colecciones del Centro Botín, Bárbara Rodríguez Muñoz. Para Mallo, la humanidad se centra no en el hombre, sino en la mujer y era muy importante el trabajo de las mujeres, como esas redes de pesca que usan las mujeres gallegas.

La tierra, Maruja Mallo / CEDIDA

La tierra, Maruja Mallo / CEDIDA
La representación de esos trabajos es una parte de la exposición, junto con las naturalezas vivas, compuestas por plantas y animales, como las conchas que reflejan una constante en su obra, la mezcla entre lo animado y lo inanimado. Pero quizá lo más significativo de la exposición, por su novedad, es la muestra de un dibujo que hasta ahora se desconocía y la voluntad de haber reunido todas sus verbeneras. Esos cuadros conectan con una tendencia de la época de mayor esplendor de la pintora, la víspera de la proclamación de la Segunda República, donde lo popular estuvo en el centro del debate cultural. “Lo popular no es para ella nostalgia rural ni mirada local, sino un territorio de conciliación e hibridación, contemporáneo y urbano”, insiste la comisaria.
“Empieza a trabajar en un momento donde la vanguardia está puesta en cuestión, por motivos políticos y artísticos. Marulla Majo empieza cuando se está esperando la caída de la monarquía y la llegada de la república. Hay una necesidad de encontrar un arte renovador, pero no tanto vanguardista. Ese nuevo orden se va generando a través de debates sobre el teatro, en cómo recuperar la relación con el pueblo. Lo popular va a estar en el centro del debate. Va a ser la idea fundamental del teatro de La Barraca y también de pintores”, explica la comisaria.

Cuadro de Maruja Mallo, Tierra y excrementos / CEDIDA

Cuadro de Maruja Mallo, Tierra y excrementos / CEDIDA
Durante su exilio en Argentina como consecuencia de la Guerra Civil española, Mallo traslada a sus obras la fascinación por la belleza y la diversidad que encuentra en ese nuevo continente. En ellas, la figura humana, con el rostro monumentalizado, y la máscara o la sombra como alter ego se convierten en protagonistas. Estas se caracterizan por una ambigua tensión entre lo animado y lo inanimado; tensión que cobrará una dimensión sombría a medida que la condición de exiliada pese más sobre ella. En ese exilio, en Uruguay, conoce la diversidad cultural y racial y la plasma en una serie de obras, donde el rostro y el cuerpo femenino tienen mucha importancia. Entre esos cuadros figura, Perfil de joven, que el el Museo Reina Sofia acaba de adquirir por 300.000 euros. Pintada en 1948, la obra se convirtió en la compra pública más cara de 2025.

Perfil de joven, Maruja Mallo / CEDIDA

Perfil de joven, Maruja Mallo / CEDIDA
La exposición hace un recorrido cronológico de todo su universo, donde vemos también sus dibujos más desconocidos, su archivo y la forma en la que ella misma guardaba su obra. Como si fuera su jefa de prensa, guarda recortes de aquellos medios en los que aparecía, de su propia obra o las portadas en miniatura que, una de vez de vuelta a España, realizó para La Revista de Occidente, donde colaboró junto a su admirado Ortega y Gasset. Hay también fotografías, de ella con amigos, como Neruda, o posando rodeada de algas y rocas frente a las playas de Lugo. En el Reina Sofía pueden apreciarse también las reconstrucciones de dos proyectos que la pintora no pudo realizar debido a la Guerra Civil y al exilio: una escenografía teatral y una serie de cerámicas basadas en sus diseños de platos.
En todos los periodos dominó el uso de una técnica, jugó con las composiciones, con el surrealismo, el realismo mágico, el humor, las figuras geométricas, pero en todas la mujer estuvo en el centro y el ecologismo, dos temas que siguen siendo conquistas pendientes de nuestro tiempo. Quizá ahí radica la fuerza de la obra de Maruja Mallo cuya personalidad arrolladora sigue todavía impactando.

Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...




