La reacción de Millás al brutal testimonio de una afectada por la DANA: "Es inimaginable"

Un año después de la DANA que arrasó Catarroja, Juan José Millás ha regresado al municipio valenciano para escuchar cómo se recompone una vida cuando el agua lo arrasa todo. En A vivir que son dos días de la SER, el escritor compartió el estremecedor testimonio de Elena, una mujer que sobrevivió a la riada atrapada en su tienda de telas.

"No hay una imagen que te explique más la angustia de lo que pasó", dijo Millás. "Te la imaginas en la trastienda, sin ventanas, subida a un altillo, quitando escayolas del techo para tener más espacio para respirar. Es inimaginable".

Elena pensó que el agua se detendría como otras veces. Subió los ordenadores, intentó salvar lo electrónico. Salió con el mocho. Pero cuando vio que los coches se iban, que el contenedor de obra flotaba, entendió que estaba atrapada. "Era como estar dentro de una pecera", relató.

El agua golpeaba las paredes con un estruendo que recordaba a un terremoto. Llamó a su marido: "Voy a morir aquí hoy". Se refugió en un altillo, comenzó a quitar escayolas por si necesitaba meter la cabeza para respirar. Su marido le insistió en que bajara: nadie sabía que estaba allí. Lo hizo. El agua le llegaba a la cintura. Retiró muebles, sofás que flotaban. En el centro de la tienda, el parqué arrancado por la riada se le enredó en el cuerpo.

"Esto no es lo que se ve en la tele, con gente en barquitas haciendo bromas. Esto es una barbaridad", le dijo a su marido. La luz se había ido. Solo tenía dos móviles: uno en cada mano, uno para hablar con él, otro con linterna. Llegó a la puerta. "Mis cristales son de seguridad, romperlos es muy complicado. Vi un agujerito por donde caía un chorrito de agua. Metí los dedos, las manos, hasta que conseguí hacer un hueco por el que cupiera mi cabeza".

Las marcas en sus manos, aún visibles, son testigo de esa lucha. Salió como pudo, nadando, con el cuerpo golpeado. Una vecina desde un tercer piso le gritó que un portal estaba abierto. Empujó la puerta con el cuerpo, se metió en el patio anegado y, por fin, llamó a su marido: "Dile a todo el mundo que me he salvado".

Millás, reflexionó sobre el impacto emocional de lo vivido donde psicólogos especializados en trauma colectivo siguen trabajando con los vecinos afectados. "La diferencia entre el plano de la realidad y el plano de la política es abismal", concluyó el escritor. "Lo que vivió Elena no cabe en ningún protocolo, es inimaginable".