María Bastarós, escritora: "Muchas tardamos demasiado en descubrir el sentido comunitario en las mujeres, porque antes hemos estado pendientes de la mirada masculina"
La escritora y guionista presenta 'Criaturita', un coming of age que mezcla el thriller rural y el género fantástico, en el que reflexiona sobre el propio yo y los miedos a los que nos enfrentamos

María Bastarós, escritora: "La historia del mundo es una historia de violencia, pero la de las mujeres lo es aún más"
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Después de la multipremiada 'Historia de España contada a las niñas', del libro de relatos 'No era a esto a lo que veníamos' y de haber firmado guiones como el de la serie de Los Javis 'Superstar', sobre el fenómeno del tamarismo, María Bastarós (Zaragoza, 1987) publica 'Criaturita' con Seix Barral, la historia de Kaila, una chica que intenta superar el duelo por la muerte de su padre, cuando empiezan a producirse una serie de desapariciones en el lugar en el que vive. Son mujeres que nadie sabe quién o qué se las ha llevado, y muchos en el lugar hablan de que puede haber una criatura escondida en un lago. Una novela de iniciación que reflexiona sobre la manera que tenemos de construir nuestra identidad y de enfrentarnos a nuestros propios monstruos.
¿Cómo surge esta historia?
"Pues en realidad esta historia nace de una deuda. A mí me interesan muchísimo las relaciones madre-hija. He escrito mucho sobre ellas, sobre todo, teniendo en cuenta siempre a la madre como una figura que puede ser perversa. Y en este caso, a mí me apetecía hablar un poco sobre la perversión que puede venir de parte de la hija, sobre todo, de una hija que es dependiente, de una hija que está deprimida, de una hija que es cruel y egoísta porque su condición se lo exige un poco y cómo una hija de esa clase es incapaz de ver a su madre y qué es lo que eso provoca en la dinámica familiar" .
En ese retrato que haces de las mujeres, de Kaila, de su madre, hay una mirada sobre la alienación femenina. Ahí está esa madre de la que tú hablabas y a la que dibujas como una mujer abnegada, entregada a la vida familiar, con una vida de renuncia que Kaila, de alguna forma, ve como un ser mediocre. Pero al final esa madre es capaz de liberarse. ¿Por qué creías que podía ser importante ese desenlace para el personaje?
"Aunque el libro está disfrazado de thriller por este tema de las desapariciones para mí lo que es en realidad es un coming of age, es una novela de aprendizaje. Tenemos este personaje de 19 años, esta Kaila deprimida, dependiente y que a la vez quiere hacerlo todo por ella misma, pero que está completamente paralizada y que extraña tanto a su padre, que es como la manifestación de todo lo que tiene que ver con la aventura, con lo que está fuera, con lo que no es doméstico. Pero que es cuidada, sin embargo, por la madre a la que ella considera un personaje mediocre, porque digamos que no ha salido de sí misma, en realidad no ha salido de sí misma porque ha estado ocupándose de ella. Creo que ese cambio en la madre o esa evolución tiene que ver también con esa mirada de Kaila, es lo que hace que Kaila se dé cuenta en realidad de qué tiene ella que poner en valor".
Como decíamos, Kaila es es la protagonista de esta historia. ¿Crees que podemos encontrar en ella ecos de algunas de las protagonistas de antiguos relatos tuyos, mujeres asfixiadas por esa cotidianidad, por esa normalidad impuesta a la que son incapaces de adaptarse y en constante búsqueda de una salida?
"Sí, de hecho creo en el primero de mis cuentos, el que abre el libro de cuentos 'No era a esto a lo que veníamos' hay una niña que su padre ha muerto y ella está como en una fase de negación absoluta y prepara una cena o lo que ella cree que es como una cena de mayores, aunque todos los alimentos están como disfrazados, para que la disfrute la madre que sigue viva junto al padre que está representado por una foto. Entonces en Kaila sí que está todo este universo como de negación y de no querer enfrentarse a las cosas o de no poder, de no querer saber, no querer aceptar y entonces huir en direcciones a veces incluso más terroríficas para una misma que lo que tienes que aceptar. Kaila es un personaje, aunque tiene 19 años, bastante infantil, y sí que remite mucho a esas niñas que huyen dentro de mis relatos".
Hablamos de esas salidas que busca Kaila, de esa situación en la que se encuentra. Salidas que de manera recurrente lo hace buscando en el amor, en el de ese padre ausente del que hablabas, en cada uno de los chicos con los que va saliendo, enese tutor al que idealiza, pero que irremediablemente terminan por ahogarla y por desdibujar su propia identidad. Más que encontrarse, termina por perderse aún más en esa búsqueda de salidas....
"Lo que le sucede a Kaila es que todavía no sabe quién es, sabe quién le gustaría ser, pero no sabe quién es y no sabe cuáles son sus deseos reales. Entonces siempre está intentando ser validada externamente, sin ser validada previamente por ella misma. Entonces, desde que la novela empieza, el padre ya ha fallecido, y lo que vemos es que el tiempo de Kaila se está midiendo un poco en hombres, no en cosas que hace ella, sino en cosas que le suceden y esas cosas siempre son masculinas y siempre tienen que ver con ser vista por un chico y ser vista de qué manera y en función de qué. Entonces ella está construyendo una vida en la que en realidad no es ella la persona que lleva la batuta, sino alguien que está constantemente necesitando que otros la validen, valide su existencia de alguna manera".
Estábamos hablando de los personajes femeninos. También está ese personaje colectivo de esas mujeres que desaparecen en el entorno del lago Milagro, que están sometidas a esa violencia cotidiana de una sociedad y de un sistema que es incapaz de recordar incluso el nombre que tienen. Está la violencia externa pero también está la violencia que nosotras nos auto infligimos, como le pasa a Kaila. ¿La historia de las mujeres es una historia de violencia?
"En cierta manera sí. Creo que la historia del mundo en general es una historia de violencia, pero creo que la de las mujeres de manera todavía más subrayada. De hecho, en el libro estas mujeres que desaparecen, que no son el prototipo, por así decirlo, de mujer que desaparece, mujer que coge un coche de noche, que hace autostop, que vuelve de fiesta, etcétera sino que son mujeres de mediana edad entregadas a su familia, que hacen pequeños recorridos a pie. Quiero decir, no es como el tipo de historia de más que luego le va a interesar a la gente. Lo que yo quería transmitir en el libro es si hace falta de verdad que alguien te secuestre, que un monstruo te devore, para desaparecer?. Puedes haber desaparecido antes de otras maneras o haber desaparecido para los demás".
Y como decíamos, están los personajes masculinos, el padre muerto, los novios, el tutor Orlando. ¿Crees que comparten ese desencanto que al final sufre Kaila por todos ellos, siempre incapaz de verlos desprovistos de cualquier disfraz?. ¿Qué reflexión querías plantear sobre la masculinidad?
"Pues en realidad yo creo que hay dos personajes que son un poco la cara de la misma moneda, que son el padre de Kaila y el tutor. Son dos personajes de autoridad, intelectuales, dos personajes a los que ella admira profundamente pero, en realidad, en el padre de Kaila hay un rastro como de genialidad, de locura, de independencia, de inconformismo, que lo convierten en un personaje muy interesante, pero desde luego en un padre y en un esposo negligente porque está completamente centrado en sus obsesiones, pero nunca en su familia. Y luego está el tutor, que es un personaje también como muy solvente a nivel intelectual, que a ella le parece como que le puede enseñar como hacía el padre cómo es el mundo, pero sin embargo es un personaje mucho más engañoso. Creo que es ese prototipo de hombre, sobre todo cuando eres joven, que parece que te puede abrir las puertas del mundo. Es algo que existe con lo que te topas de manera constante y que suelen ser encuentros además bastante traumáticos. Pero luego está este personaje del chico que ni siquiera tiene nombre, que es el chico que es con el que está Kaila durante un tiempo y ahí yo sí que quería reflejar como la idea del chico joven que además se enamora profundamente de ella y que sin embargo es utilizado por ella porque como ella quiere que la validen, ella necesita afecto, incluso de personas por las que ella, en realidad, no siente un amor real, con lo cual hay un uso desde esa inseguridad de ella hay un uso del afecto ajeno, que eso también es algo que sucede mucho".
Es una novela que la que te mueves entre el thriller rural, el drama familiar y el género fantástico. Es una historia que te va llevando por caminos sinuosos, que te va sorprendiendo en cada giro. Mientras estabas escribiendo, ¿has dejado también que, al igual que le pasa al lector con la novela, la historia también te fuera llevando a ti?
"Sí, por supuesto, eso siempre. De hecho, a mí escribir según un plan la verdad es que tiende a resultarme aburrido. Entonces, es verdad que en este caso sí que tenía claro a dónde quería llegar, pero sí que quería como que los caminos se me fueran un poco apareciendo. De hecho, a la hora del ejercicio de escribir. Hay un momento, porque la escritura comienza siendo algo muy unilateral. Tú estás a un lado y estás escribiendo y punto. Pero hay un momento, si todo va bien, en el que el propio texto empieza a hablarte, empieza a dialogar contigo y te empieza a descubrir cosas, caminos. Te lleva por otros sitios. Para mí eso es lo interesante de la escritura, poder hacer eso".
¿Y has ido por lugares que no imaginabas o que no esperabas?
"No sé si tanto que no esperaba, porque es verdad que a la hora de hacer una novela sí que tienes que tener una idea, a lo mejor más pautada de lo que va a suceder y no como con los cuentos, que pueden ser totalmente experimentales. Pero sí que es cierto que en el final, que no vamos a desvelar aquí, yo tenía una idea que luego se me reveló como demasiado naif, a lo mejor para lo que yo en realidad quería expresar. Y entonces en el final sí que hubo aventuras".
Hemos hablado de los personajes femeninos, hemos hablado de los personajes masculinos. Y luego está ese gran personaje que es el lago Milagro. Todos los pueblos que le rodean con esos nombres que son muy parecidos, que cada uno describe cómo se comportan las aguas en sus orillas. ¿Qué significado tiene ese lago Milagro?. ¿Qué peso tiene este gran personaje que es el lago y los pueblos que le rodean?
"Me gusta mucho hablar de comunidades que son pequeñas, que están un poco aisladas, en las que todo el mundo se conoce porque son como como una reducción de lo que es una comunidad más grande. Y me gusta mucho el lago, como la imagen de la bruma, de lo que está oculto, de lo que no se ve, de lo que no sale a la superficie. Como una metáfora de todos los secretos de la comunidad, de todos los monstruos interiores que nosotros tenemos. Para mí esa imagen del lago representa lo que uno no sabe sobre los demás y, sobre todo, sobre sí mismo. Y al final, una novela como ésta, que es una novela de aprendizaje, va sobre todo de lo que la protagonista no sabe, de lo que Kaila no sabe sobre ella misma".
Indagas mucho en ese sentido de comunidad, ¿qué reflexión planteas a través de esos lazos, de esas mujeres que se reúnen para hacer vigilias, e intentar descubrir o entender qué ha pasado con todas las desaparecidas?
"Para mí hay un sentido comunitario en las mujeres que creo que es algo que muchas tardamos demasiado tiempo en descubrir en nuestra vida, porque estamos pendientes de otro tipo de atención, de otro tipo de mirada, de la atención masculina, sobre todo, que implica cierta individualidad dentro de las mujeres. Y entonces estos colectivos que se describen en el lago son un poco como esos espacios de refugio y de conexión para las mujeres, que Kaila rechaza frontalmente desde el principio. De hecho, aunque no se dice de manera explícita en la novela Kaila es un personaje que no tiene amistades femeninas, rechaza a su madre, y todo lo que le interesa es la mirada masculina. Y también a ese respecto hay un viaje de entender qué es lo que te ofrece el hecho de tener amigas y la amistad femenina, primero por ausencia y luego por presencia, es uno de los temas también del libro".
Un camino que, sin embargo, su madre sí descubre con la edad...
"El arco de la madre está muy relacionado con el descubrir que solo tienes una vida y que se la tienes que dedicar a las cosas que te puedan interesar, y a la gente que te pueda comprender, y que estar siempre detrás de un marido estrafalario y de una hija con la que no hay una fórmula ya porque las has agotado, de hecho, no hay un abandono de repente de la madre de decir mi hija ya no me interesa, sino un cambio de fórmula, de vamos a ver qué pasa también cuando yo hago esto, que reacción tenemos ahí".
Ésta es una historia sobre el auto engaño, sobre el aprendizaje. Es una novela sobre la búsqueda y sobre el descubrimiento porque no todo es lo que parece. Como le dice el padre a Kaila, "no sabes lo que te puedes encontrar cuando te hundes lo suficiente"...
"De hecho, al final creo que es una novela también sobre un monstruo, sobre un monstruo que va cambiando de forma, es algo que siempre está en los demás, pero sobre todo son cosas que llevamos dentro. Y el monstruo de este lago, igual que todos los monstruos dell cine y de la literatura, es algo mucho más profundo que una criatura. Kaila es un personaje que está muy hundido y dentro de esa oscuridad tiene que encontrar esas pequeñas cosas que brillan y que la pueden guiar fuera".
Tu trabajo siempre está atravesado por una mirada de género. ¿En qué momento crees que se encuentra el feminismo?
"Creo que hemos conseguido muchísimas cosas. Creo que a la hora, por ejemplo, de hablar entre nosotras, creo que la comunicación es muchísimo más rápida. Creo que se le da muchísima prioridad ahora a lo que dice la mujer, que no es tan denostado. También pienso que el feminismo, al ser un movimiento inmenso que nos representa a tantísimas mujeres, tiene sus lagunas, tiene sus errores como absolutamente todo, y que también hay que hacer un ejercicio individual, porque es verdad que a nivel colectivo es más difícil, pero de autocrítica para de saber dónde exactamente queremos estar. Creo que es lo suficientemente grande como para ser extraordinariamente importante y extraordinariamente complejo y hay que tratarlo como tal.




