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Opinión

Nerea Pérez de las Heras, sobre los jóvenes: "Estos días hemos comprobado que, cuando hace falta, están bien presentes"

Les he visto levantarse con una huelga estudiantil por Gaza el pasado 2 de octubre en 40 ciudades españolas, llenando las calles

Íbamos a salir mejores, pero | Disociamos

Madrid

Yo escucho la palabra "disociar" más de lo que me gustaría, sobre todo entre gente de mi cuerda, o sea, gente urbana, que pasamos mucho tiempo en internet, un poco inmadura, sexoafectivamente diversa y la escucho muchísimo, muchísimo entre gente muy joven.

Les preguntas que qué tal su entrevista de trabajo y te dicen que estaban "disociadas", que como gestionan, no sé, la hospitalización de su padre y ellas que "disocian", las he tenido aquí delante de un micrófono haciendo una entrevista y al final me han dicho que "han disociado" todo el tiempo.

"Disociar" es una cosa muy seria, es un mecanismo de defensa psicológico que hace que cuando la realidad es demasiado violenta o ingestionable el cerebro se apague, que tu conciencia esté en otra parte.

A mí me tenía un poco inquieta esta omnipresencia de la palabra "disociar" entre la gente muy joven, primero porque creo que forma parte de una devaluación del lenguaje que está pasando en todas partes. Cuando llamas "violencia" a una protesta pacífica o cuando llamas "ataque a la libertad de expresión" a que te lleven la contraría, cuando exageras, al fin y al cabo, te quedas sin palabras para lo realmente peligroso y el sentido de alarma se satura.

El uso de la palabra "disociar" forma parte de la tendencia de colocar palabras enormes a realidades enanas. Y si esto me irrita a mí imagínate a la gente que disocia de verdad porque ha pasado por una experiencia traumática y tiene que escuchar cómo el término se ha glamurizado, se ha convertido en una expresión cotidiana y ahora la gente "disocia" porque tiene que comer con sus tíos de Junts o ir a la cena de empresa.

Ahí estamos compañero. Eso es lo que me tenía a mí un poco agobiada, que disociar significa no estar ahí, no estar presente, desaparecer. E igual que la realidad moldea el lenguaje, el lenguaje acaba por moldear la realidad. Me parecía muy peligroso que la gente joven disociara tanto, que a base de repetir la muletilla acabaran por volatilizarse en una bomba de humo mental en cuanto cualquier mínimo acontecimiento les superaba.

Pero los hechos de la última semana me han tranquilizado. Les he visto levantarse con una huelga estudiantil por Gaza el pasado 2 de octubre en 40 ciudades españolas, llenando las calles y convocar otra para el 15. Les estoy viendo acampar, hacer carteles y protestar en la calle de manera muy analógica. Y por mí, la chavalada puede seguir usando esa muletilla sobre desaparecer todo lo que quieran, porque estos días hemos comprobado que cuando hace falta están bien presentes.